sábado, 22 de diciembre de 2018

LA NUEVA RELIGIÓN


El PESEBRE
El Ayuntamiento de Barcelona “ha montado un belén”, instalando un pesebre en la plaza de Sant Jaume sin la presencia visible de las figuras del Nacimiento. Al sugerir apenas la presencia del Niño, la Virgen y San José en unas sillas vacías, se hace más notable su ausencia. Y sin la mula y el buey, lo que queda a la vista no es un pesebre sino una mesa dispuesta para los invitados. Por otra parte sin ángeles ni pastores el anuncio está cantado: no es la paz en la tierra a los hombres de buena voluntad y la gloria a Dios en las alturas. Es acaso el buen rollo en casa y entre los comensales lo que se desea. ¿Y qué decir del “caganer”? Pues eso, que se nota su presencia en el deje de la obra o en lo que deja el personaje. Más que un belén laico como se ha dicho -habría que verlo, yo hablo sólo de oídas- me parece una alternativa laicista para celebrar un evento de “no te lo pierdas”.
Sea lo que fuere, el belén ya está montado. Y con eso y por eso el escándalo, la polémica y el grito. Pero me temo que apenas la reflexión y la palabra compartida que es el diálogo. Como si la boca que sirve para callar y también para hablar, sirviera solo para comer y a veces para morder. Dejando lo segundo y lo tercero que sería gritar, prefiero pensar en silencio y decir lo que pienso a propósito del caso. Hay quienes han calificado de un “bodrio” el dichoso belén y se han despachado así – despreciando la “sopa boba”- de la ocurrencia de Ada Colau. “Desde la Iglesia – ha respondido el Arzobispado de Barcelona - somos partidarios de hacer belenes que puedan ser disfrutados y entendidos por todos, especialmente por los más pequeños. Es el caso del pesebre que se puede visitar en el claustro de la catedral, a 200 metros de la plaza de Sant Jaume". Otros han valorado que se recupere con iniciativas semejantes la celebración pagana de los solsticios de invierno. Por mi parte confieso que me interesa más la historia que los ciclos de la naturaleza. Y más el mundo que hacemos y la vida que llevamos que las estaciones del año.
La anécdota de ese pesebre nos remite al contexto de un mundo que fue cristiano y que lo es cada vez menos. A un pueblo que hizo la historia y ahora la consume, que toca el bombo de Pascuas a Ramos cuando le conviene. Con santos o sin ellos, ¡qué más da! Lo mismo en una procesión que en una manifestación, a pedir de boca de los turistas y para los turistas, en la plaza o en la iglesia, o como los hinchas en el campo de fútbol. Porque importa sólo el recurso: lo que se cotiza y vende, lo que se consume.
Y lo mismo en Navidad. No es el Niño. Son los niños, la familia, los amigos, la comida de empresa, las luces en las calles, el árbol y los regalos, la cesta, la campaña, las rebajas, el Papá Noel y los Reyes Magos al servicio del mercado igual que los padres que suelen ser los paganos que más pagan. Ese es el tema del que se habla. Y el problema que se padece es el consumo que las mata callando y consume a los consumidores. Ya no es la tradición en la que se vive y a la que se da vida, es la tradición consumida y sacrificada al consumo de todo lo que se ofrece. El consumismo es un derivado de la religión malentendida, un rito o rutina que calma como el opio a los individuos y satisface de momento el hambre individual. Un paliativo de la angustia que padecemos. La propaganda de la fe ha sido desplazada por la publicidad, y el pan bendito sustituido por los productos que se expenden en las catedrales del consumo donde no falta nada para el cliente que pueda pagarlo.
En este belén o pesebre que se monta en nuestro mundo con el mercado no hay pastores que den su vida por las ovejas. Lo que hay son “ganaderos”, como en las granjas . Y ovejas, muchas ovejas que engordan sin conocimiento. Que balan a la vez por su cuenta y calla cada una cuando le echan pienso. Sin compartir, sin participar: cada oveja a lo suyo. Sin compasión. Sin nada que las una salvo el hambre, que no el pan. Sin comulgar. Que no es el consumismo una religión para convivir sino para comer y engordar. La comunión de la comunidad, que persiste en compañía y es compatible con el silencio, ha sido desplazada ya por la comunicación permanente entre contactos y encuentros eventuales. El pecado de esta religión perversa es la causa de la “obesidad mórbida” en la que uno cae por su propio peso y se hunde solo en la miseria.
¡Felices pascuas y buen provecho, compañeros! Es lo que para todos como para mí deseo. Sin ironía y con mucha añoranza.
José Bada 20-12-2018

lunes, 17 de diciembre de 2018

¡NUNCA MÁS!



RECUERDOS PARA LA PAZ


         Pensar puedo hacerlo solo, pero bien pensado sólo a medias. Que pensar cabalmente es discurrir como el agua entre dos orillas: dialogar. Tengo un libro escrito hace años sin publicar, como agua embalsada que me ahoga en silencio. ¿Agua amarga? ¿O quizás retenida en el recuerdo como pichón de paloma mensajera? Pichón o paloma, no lo sé, voy a sacarlo del nido para salir de dudas y pensarlo mejor si hay respuesta.
         Soy un viejo que fue niño cuando la guerra civil en España, uno que no la hizo pero que la padeció como tantos otros de mi generación. Como María que ya murió y su hermano,que también. Ambos aparecen en la portada de mi libro. Ella tendría hoy 88 años como yo, y él era más pequeño. Cuando yo tenía seis me senté con María en el mismo pupitre de la escuela. Ella vestida de miliciana y yo de negro: pantalón corto con tirantes , calcetines negros y zapatos de charol. Yo huérfano de guerra, mataron los rojos a mi padre. Y ella hija de un sastre concejal republicano. Con el tiempo María se hizo catequista y murió como una beata hace poco, que en paz descanse. Yo en cambio me hice cura hasta que me deshice y me case con una santa que está en el cielo si lo hay para nosotros. Ahora sigo con los pies en tierra y un bastón en la mano que compré a los chinos. Símbolo,¡ay!, de la paciencia que es la esperanza envejecida.
      El libro se llama Recuerdos para la paz. Editado por la Fundación del Seminario de Investigación para la Paz (Zaragoza) y por la Comarca del Bajo Aragón/Caspe – Baix Aragò/Casp , está a punto de publicarse en la colección bilingüe La Mangrana de dicha Comarca que es donde se halla mi pueblo. Escrito hace años -como dije- le ha llegado la hora de salir. Me refiero al niño que fui: a mis recuerdos, llevado de la mano del viejo que soy. Su padre, y su hijo según se mire. El autor es en efecto el viejo que lo escribe y en cierto modo el hijo de Pepito: de él vengo y ése es mi antepasado. Pero al autor no le duelen los recuerdos, no como a Pepito. Y sabe muy bien que no es lo mismo el dolor de muelas que acordarse que a uno le dolieron las muelas.
        Escribo desde la distancia. Mas no como lo haría un historiador objetivo, imparcial: dejando hablar a los hechos por los documentos. Sino como testigo, dejando que hable el corazón en sus recuerdos. Sin olvidar , por otra parte, que éstos son ya una interpretación del pasado y el que recuerda su vida en cierto modo un historiador de sí mismo. Mientras que cualquier historiador, al interpretar los documentos de la historia que cuenta lo hace desde la vida que lleva. De suerte que hagamos lo que hagamos, hora recordemos como testigos o describamos los hechos como historiadores, nos movemos entre dos polos: la verdad vivida que interpretamos en los recuerdos y la verdad histórica a la que nos aproximamos desde la vida al interpretar los documentos.
         De todas formas -y eso es lo que importa- el pasado que fue está al servicio del presente y del futuro que puede ser todavía. La historia y el recuerdo no tienen otro sentido que aprender de los errores y aciertos del pasado, de la experiencia en suma que es todo lo que sacamos hacia delante del camino que se cierra por detrás. Lo que no es poco. Y un error tremendo dejar que los muertos entierren a los muertos. O actuar como dice el refrán: el muerto al hoyo y el vivo al bollo.
         No obstante confieso que publico este libro con perplejidad. Sin saber aún con certeza si hago bien o mal. Porque hay un silencio bueno y otro malo. Comprendo al que calla por respeto a las víctimas , y no entiendo al que calla porque las olvida. Me explico incluso que nadie responda ya sobre lo que pasó hace tanto tiempo: todos los muertos callan, sean víctimas o verdugos. Pero aunque no haya testigos o queden pocos , ni culpables en vida a los que interrogar , nunca entenderé que nadie haga preguntas. Soy un niño de la guerra y por eso escribo: para hacer preguntas y no sólo para contar lo que nunca olvidaré.
          Estoy convencido que las personas nos entendemos hablando....si queremos. Y si las personas no quieren entenderse porque no se quieren, entonces no se hablan. Pero si queremos entendernos y nos hablamos, entenderemos al menos que hay cosas que no acabamos de entender. La paz no supone el olvido de ninguna guerra, ni desentenderse de aquella o entender lo que pasó en España durante la guerra civil. Basta con entender y entendernos en el acuerdo de que no debe volver a pasar : ¡Nunca más!

          José Bada 12-12-2018

domingo, 2 de diciembre de 2018

FEMINISMO



¡Esta es la cuestión!


Las mujeres son la mitad de la humanidad, por lo menos. Pero la otra mitad , los hombres, no seríamos  humanos sin ellas. Y a la inversa. Una mujer es una persona, ni más ni menos que un hombre. Es eso, no el sexo, lo que nos une y nos distingue a los seres humanos de todos los animales. “Tú” y “yo” se dice igual de cada persona en castellano y puede que en todas las lenguas pase lo mismo, aunque lo ignoro. Tú no eres “ya” porque seas mujer, ni yo soy “to” para ti aunque sea un hombre. Somos tal para cual salvando las diferencias y la dignidad de ambos que es la misma para todas las personas. La perfección humana, el humanismo de la humanidad consiste en esa relación personal. No en vano nos amamos de frente: cara a cara, y en el amor celebramos lo que somos en pie de igualdad. Nos encontramos tú y yo, yo y tú: entre nosotros y con nosotros; es decir, cada quien consigo y a la vez con otro. Que no somos nadie y andamos perdidos si andamos solos por el mundo sin compañía. Por eso creó Dios al hombre a su imagen y semejanza como dice el Génesis, y lo creó varón y mujer. Que eso es el hombre cabal, entero, y cada quien una persona en relación con otra.
Tengo una sobrina nieta a la que hace uno o dos años, cuando tenía tres, me presentó su madre y , al preguntarle qué era, me respondió enseguida con su lengua de trapo y gran desparpajo: “Yo soy una pesona”
Todos somos personas. Lo que no quita  la diferencia entre personas o “pesonas” como diría y dijo mi sobrina, ni  elimina la igualdad en la dignidad. No obstante y precisamente por eso, me considero “feminista” como persona. No porque sea una mujer, sino para defender su causa: la igualdad, y salvar sus diferencias. En esa lucha, y mientras sea necesaria, comparto su estrategia y la comprendo: estoy con ellas. Y desprecio la manada de los machos, ¡qué horror! Hoy mismo -cuando esto escribo- leo en los periódicos que uno de ellos ha matado a una mujer con noventa puñaladas en la espalda porque no era suya; es decir, por ser una persona... ¡Basta ya! Me horroriza la violencia de los violadores asesinos, la brutalidad infame que les degrada y nos confunde: que pone en valor lo más bajo, y desprecia el coraje del corazón. Y sospecho incluso de la razón instrumental, de esa herramienta de los cabrones para hacer lo que les apetece sin considerar ni respetar la dignidad de otras personas. Sin comprender las razones del corazón que las tiene, por supuesto, y ellos no entienden porque no tienen corazón ni entrañas sino instinto sólo y más abajo.
Que un hombre se haga feminista no es afeminarse, es serlo en relación: considerando, respetando y aprendiendo de la otra mitad. No es pasarse a la acera de enfrente y menos al enemigo, es salvar la distancia salvando las diferencias: humanizarse cabalmente, compartir las diferencias como una gracia que nos ofrecen ellas. Y ofrecer las nuestras a la par. Es comportarse como personas, en pie de igualdad: con la mano tendida y el corazón abierto, cara a cara y mirando a los ojos, sin confundir el encuentro que enriquece y humaniza a las personas con la confusión que empobrece y suprime las diferencias.
La historia y la vida que llevamos los hombres nos ha hecho diestros - y a veces siniestros- en el manejo de las cosas y la producción de objetos. Saber hacer es lo que más sabemos y lo que hacemos es casi todo, hasta la guerra. O el amor que ya no es eso cuando se hace sino sexo. La razón instrumental es la herramienta que utilizamos, ya se trate de producir medios de vida o contra la vida. Las mujeres,en cambio, han desarrollado más -eso creo- el trato con las personas y el cuidado de la vida que nace y crece. Puede que el orden y la firmeza sea más visible en nosotros, y la solicitud y el cuidado en ellas. Sea lo que fuere, lo importante es salvar las diferencias y no hacer del feminismo una guerra masculina. Ni del machismo una violencia contra las mujeres porque se puede, aunque no se deba. Lo importante es vivir en relación y poner en común la gracia y la sal de la vida.Ser lo que somos para otros y con los otros, desvivirse por otras personas, o dejar de serlo para morir matando a los demás. Ser o no ser personas, ¡esa es la cuestión!
José Bada
29-11-2018
 

miércoles, 28 de noviembre de 2018

EXHUMACIÓN DE FRANCCO



La inhumación  posible

El que fue no es un problema. Lo es acaso lo que queda de él: su reliquia, y más aún sus devotos. Eso es lo que pienso pensando en Franco. Me temo que la familia - los parientes que le quedan vivos- compartan su devoción con otros fieles. Pero no tantos como para convertirse el culto a Franco, el Caudillo que fue, en un serio problema que sea hoy para el Estado prácticamente insoluble. La inhumación de sus restos ha pasado a ser en la situación actual un asunto privado. Mientras que la exhumación de su cadaver, siendo como es todavía un problema de orden público, no pasa de ser un problema menor para el Gobierno de una democracia establecida. Le bastaría con devolver a la familia lo que es suyo, y hacer invisible para la sociedad lo que sería un escándalo de cuerpo presente en espacios públicos. Ni el Estado ni la Iglesia pueden permitirse un culto a Franco. Para el Estado sería una traición manifiesta y , una profanación intolerable de lo sagrado, si lo permitiera la Iglesia en un templo. Solo con los suyos,en casa, estaría en su sitio sin molestar a nadie.


jueves, 8 de noviembre de 2018

TRANSICIÓN


        
TRANSICIÓN PERMANENTE

         A diferencia de las cosas que están ahí  en el espacio o que duran más o menos hasta desaparecer sin hacer nada, las plantas  crecen con el tiempo  en su lugar y los animales se mueven por su territorio en busca de alimento y de pareja para reproducirse. Los humanos, en cambio,  vamos y más que estar transitamos; es decir, existimos.  No ha lugar para nosotros en la naturaleza ni reserva natural  que nos acoja, no estamos en sus brazos sino más bien la naturaleza en nuestras manos. Y en cierto modo no somos, por tanto, animales ecológicos.  Vivimos en el tiempo, no en el tiempo que hace y se repite  sino en la historia que no vuelve: en la que hacemos.   Celebrar la Transición en España debería ser  acordarse  de ella y poner su recuerdo al servicio del futuro: lo malo, para no volver a las andadas, y lo bueno -que lo hubo-  para seguir en buen camino. Que la esperanza sueña si no trabaja y el recuerdo es nostalgia si no la despierta. Existir es lo que importa: salir, abrirse, caminar hacia delante. No a salto de mata, sino con un pie en tierra y otro en el aire: paso a paso, con determinación.  
         La existencia no es un producto, una consecuencia, ni la historia el camino de la era que no va a ninguna parte. No es una insistencia, una repetición. Es un principio:   “No nacemos para acabar sino para comenzar”  (Hanna Arendt).  No vale la pena celebrar  la Transición ni representar su historia   en un escenario  para  disfrutarla como un evento. ¿Qué se han creído los figurantes? ¿Y los representantes políticos...?  La  transición verdadera no es lo que fue: un hecho que paso, un acontecimiento histórico que celebramos, un tema  acaso:  ¡ es el problema!  En eso estamos; es decir, en seguir  la transición que recordamos en la parte que nos toca por hacer. 
         La historia, como la vida misma, no es un experimento de laboratorio que cualquiera puede repetir si le apetece, ya sea Newton o un hortelano quien tire la manzana.  La historia - como la vida-  es una experiencia irrepetible y abierta que solo se cierra  por detrás, como el camino que se abre en cada situación  y el tiempo hacia delante hasta que todo pasa. Solo entonces, si hay cosecha -y tú que lo veas,compañero- habrá respuesta  y una casa para  nosotros. Mientras tanto lo único que sacamos del camino recorrido  -  ( de  “ex-per-ire”  o “de-ir-por”  el camino,  en castellano) es la experiencia y la moral  -el coraje-  para seguir transitando.
         Más de una vez se ha hablado de una “Segunda Transición”. Como si agotada la primera, hubiera que emprender otra.  Lo entendería si con ello solo se quisiera decir que necesitamos otra constitución que la vigente. Pero eso es confundir la letra con el espíritu  y el tocino con la velocidad.  Pues  el problema no es la letra de la constitución  sino su interpretación en la práctica por los ciudadanos, por los partidos que la trajeron sin dejarla entrar después en su casa y por la sociedad real en su conjunto. El problema no es la letra sino la música; es decir, tal como suena a quienes la oyen y la escuchan como quien oye llover en vez de entrar  en el baile como pueblo soberano. Todos. En la plaza y en casa, en público y en conciencia. 

         En aquel tiempo, cuando comenzó la transición a la democracia en España, se   produjo un trasvase de militantes cristianos en los cuadros de la Iglesia a los partidos  y sindicatos de la izquierda. En Aragón se llegó al 66 % de los candidatos presentados en las candidaturas de izquierda en las elecciones generales constituyentes. Estos militantes aportaron una a ética y una moral que hoy echamos en falta. ¿Qué ha pasado? 

         El único método civilizado para resolver los conflictos y vivir en paz es la democracia: el respeto a los derechos del hombre y del ciudadano, la libre y pública discusión de los asuntos públicos, el recurso al voto universal y secreto y el acatamiento de la voluntad mayoritaria. Lo demás es violencia. Tenemos ya una constitución democrática, pero no basta. Nos hace falta el talante democrático y  más demócratas practicantes vengan de  donde vengan. A la Iglesia ya no le sobran, necesita también una reforma permanente y más fraternidad que es la perfección. Y lo que sobra en los partidos políticos por desgracia son también precisamente “profesionales”  partidistas que los ocupan, mientras los militantes que no practican les abandonan como los fieles no practicantes que vacían las iglesias.

         En  este país, por no decir en todo  el mundo,  lo que se necesita  es una transición permanente: una humanidad despegada que nos haga humanos, que nos acerque los unos a los otros hasta llegar a casa si la hay para nosotros.  Todo lo demás te lo puedes echar a la espalda. 

José Bada
4-11-18










        

viernes, 2 de noviembre de 2018

Movimiento e institución


CRISIS DE LAS INSTITUCIONES

            Las instituciones del Estado: parlamento, gobierno, tribunales, ejército, escuelas nacionales y universidades públicas, cárceles y sistema penitenciario en general, así como la monarquía -ente otras- son públicas    en sentido estricto.  Mientras que la banca o la Iglesia son privadas, pero  no menos aparentes ni más transparentes que las del Estado. Todas las instituciones pertenecen a este mundo y éste es el conjunto de las instituciones establecidas. La costumbre es también una institución que domina en su propio ámbito, lo mismo que la ideología o el pensamiento establecido respectivamente en el suyo. El llamado pensamiento único es una institución no menos poderosa que el orden mundial establecido.

            Cada institución entra en oposición dialéctica con el movimiento o la madre que la alumbró. La mejor intención y el mejor concepto entra en la historia cuando nace, cuando toma cuerpo y se establece como institución. Es como el agua que viene de la fuente y el cauce que la lleva. Preguntar qué es primero si el agua que se abre paso o el cauce que la recoge es  como preguntar si es primero el huevo o la gallina. De todos modos no hay río sin agua ni cauce que la recoja, ni tradición que no discurra y se interprete constantemente en la historia. Así es la vida humana en cuerpo presente, aquí y ahora, y el espíritu sin cuerpo solo un fantasma. No hay más cera que la que arde, ni llama que no prenda en el cirio. Pero no es lo mismo el poder establecido, el cirio, que la luz que trasciende y a todos ilumina sin obligar a nadie. Y si el cauce es la institución, nada impide que una avenida lo desborde y lo  modifique. También es cierto, por otra parte, que hay que mojarse en las instituciones para participar de la experiencia que por ellas y en ellas ha entrado en la historia. A no ser que el río baje seco.

            Una institución vacía, sin el espíritu que la fundó, es como un río sin agua y un inmueble deshabitado: presa fácil de todos los demonios, que la "okupan" y no la cuidan, o de los buitres que engordan con la carroña.  Entrar en ellas para matarlas es todavía peor. Cuando se trata de instituciones públicas, que son del pueblo soberano, eso es la madre del cordero y éste la corrupción: un golpe de Estado contra la democracia. Y cuando son privadas una estafa, como los bancos que venden humo y las iglesias que predican y no dan trigo.

            La crisis "inmobiliaria" de las instituciones ocupadas, sostenidas solo por el peso de la costumbre, el engaño de los clientes, el poder de las ideologías, el pensamiento único, o el abuso de la clase política, tiene su réplica en la crisis financiera y ésta a su vez en la crisis moral de una sociedad a la intemperie, sin la cobertura del Estado, reducida al estado secular -degradada- y desencantada de lo divino y humano, desinflada de las utopías y desorientada bajo un cielo sin estrellas y privada de un sol de justicia que salga para todos.

            El mundo mundial es una burbuja que ha pinchado y un sistema que hace agua. El proyecto occidental de construir el bienestar de los supervivientes dejando en la cuneta a las víctimas del progreso, nos ha llevado a un callejón sin salida: a una crisis de la que no saldremos sin apearnos de ese tren y andar despacio porque tenemos prisa. Sin parar ese tren y reparar en las víctimas, pues tenemos una deuda pendiente y "para eso hemos sido esperados sobre la tierra"  (W. Benjamin), para hacerles justicia. Acordarse de lo que nunca debió pasar, esa cordura, consiste en hacer lo posible para que Auschwitz no se repita. La racionalidad de "cada uno a lo suyo y tonto el último", o "del muerto al hoyo y el vivo al bollo", es volver a las andadas. Una estupidez y una indecencia.

             La Iglesia es una de las instituciones más antiguas y más grandes del mundo. Los papas pasan, la Iglesia sigue y lo que ya no se sabe es qué pasa con la fe cristiana, que no es la fe de la Iglesia sino la fe de los cristianos. Las instituciones no creen. Si hemos de creer a Francisco, si creemos que el Papa cree, y nada hay de momento que demuestre lo contrario, esa fe que se apea de la silla gestatoria puede llegar hasta los marginados y las víctimas que quedaron en la cuneta. La crisis de las instituciones fue el tema del III Foro de la AWD al que he asistido recientemente. Pero el problema que sigue, por mucho que digamos, está delante de todos nosotros. Y lo que importa es comenzar. No obstante, si algo comienza en este mundo, aunque sea solo la fe de un hombre mortal, hay que celebrarlo. Todos morimos, pero algunos se desviven por otros: estos son los que comienzan. Y no es lo mismo comenzar como Mandela que acabar como un pobre hombre al que mejor le hubiera sido no haber nacido.


José Bada, 5.12.2013.

miércoles, 31 de octubre de 2018

Wirberto


VERSO SUELTO


A propósito de la Transición que fue y de la Transición que sigue vigente en España después de 40 años, ha comenzado a emitirse una serie en TVA par recordar lo que sucedió entonces no si esfuerzo de los mayores y para celebrar juntos con los más jóvenes la democracia en la que todos vivimos.

En la primera entrega de esta serie televisada ayer, se relataba el “Caso Favara” o del cura Wiberto Delso, a quien destituyó el arzobispo Pedro Cantero -Procurador en Cortes, Consejero del Reino y de la Regencia después de muerto Franco- consejero- alegando que no podía aprobar “las ideas, las actitudes y el léxico” de ese cura.

Este caso fue solo un botón de muestra de la misma sotana; es decir, de la misma iglesia entendida a la luz del Concilio del Vaticano II, que entró en conflicto
con los botones de Cantero y de una jerarquía establecida de la vieja institución. Pero este caso de Wiberto o de Favara no hubiera pasado de ser un esperpento como el Eccehomo de Borja - que también fue noticia en todo el mundo- de no ser un gesto más serio y un signo mucho más significativo en aquellas circunstancia de la Transición.

Como es sabido o debería saberse, el 66% de los candidatos en las candidaturas de los partidos de la izquierda en España en las lecciones generales constituyentes procedían de movimientos y organizaciones de la Iglesia. De modo que se produjo un trasvase de líderes de la Iglesia y para la Iglesia a los partidos de la Izquierda y para la Izquierda. No para cristianizar o para hacer apostolado , sino para hacer una España democrática y más justa. Dichos políticos de origen cristiano aportaron sin duda mucha moral poniendo a trabajar su esperanza en este mundo, en busca permanente de otro mejor para todos y con todos.

La Transición que fue no fue más que un paso en la Transición permanente que para todos como para mí deseo. La historia, como la vida. Es una experiencia abierta. ¡Buen camino, compañeros!

José Bada
31-10-2018



martes, 23 de octubre de 2018

FIDELIZAR


¡MUY ORDINARIO!
Lo que sigue es una reflexión sobre el lenguaje ordinario y el mundo de la vida ordinaria, o la sociedad real en que se vive. Para el autor de este artículo la lengua es como una constitución que se ha de respetar porque es de todos los que la hablan y no está bien que cualquiera la cambie porque le pete. No obstante hay quien inventa “palabros” y los ofrece a otros para su uso. Hasta ahí llega la libertad de expresión, nada que objetar. Y si otros entran en la juerga o jerga, tampoco. Otra cosa es que el palabro se haga tragar a otros que no tienen por qué escucharlo. Pero si ese no es el caso, ¡con su pan se lo coman! Puede suceder incluso que la ocurrencia de una “blasfemia” - o “maldición” como decimos en castellano – se convierta en una “bendición” que llegue al diccionario de la Academia por aclamación popular como los santos a los altares. La costumbre es norma por la gracia del pueblo soberano, cuya es la lengua y la misma constitución.

El uso de una palabra nueva y su reconocimiento en sociedad es relevante para conocer la realidad social. En una sociedad de mercado como la nuestra lo que se vende es lo que se lleva y lo que se lleva es lo que se vende. Ese círculo vicioso entre la oferta y la demanda y a la inversa, atrapa por sistema todas las relaciones humanas en el mundo en que vivimos. No solo afecta a la economía o a las relaciones estrictamente comerciales, sino también a la lengua y al lenguaje en la conversación y a la forma de vida. Salirse eventualmente de lo ordinario y pronunciarse libremente como persona – respetando las normas mínimas para entenderse- requiere un esfuerzo y una reflexión personal que nos sitúa frente al mundo de la vida tal cual es y del lenguaje ordinario de la gente. Desde este punto de vista se abre una perspectiva sociológica interesante para entender críticamente los cambios sociales -de la vida que se lleva y nos lleva- y los cambios del lenguaje en que se expresa la realidad de un mundo tan ordinaria

Lo que hacen los mercaderes en una sociedad de mercado es captar la demanda y satisfacerla sin agotarla; es decir, alimentar y mantener a sus clientes como tales. O “fidelizar”, como se dice hoy. Es lo que hacen sin decir nada los curanderos con los enfermos, y hasta los médicos si me apuran. No menos que los curas con los fieles, la escuela con los alumnos y los partidos políticos con sus electores. Una práctica que en su día denunció ya Ivan Illich al hablar de la sociedad escolarizada, aludiendo a la escuela que enseña sobre todo a ir a la escuela y después lo que convenga.

Por cierto, “fidelizar” es un término que no recoge aún María Moliner en su Diccionario de Uso del Español editado en 1992. Y que tampoco leo en la edición del Diccionario de la Real Academia del año 2001. Hablando en plata, “fidelizar” es crear una adicción. Como hacen los pescadores de hombres: cebarlos, como si fueran peces. El público respetable es entonces un caladero, el cebo la publicidad con letras grandes e imágenes seductoras, el anzuelo la letra pequeña de los vendedores para curarse en salud y la jerga de los expertos para ocultar el engaño. Aún así, te preguntan los dependientes en el mercado: “¿Se lo envuelvo?” A lo que yo respondo: “No gracias, llevo mi bolsa. Y prefiero saber lo que compro”. Y me miran como si fuera un hereje.

En una sociedad de mercado subordinada a la economía, la publicidad difunde la buena noticia que viene a sustituir al evangelio como propaganda de la fe. A los consumidores de hoy - paganos conversos a la nueva religión del consumo- les echan lo que demandan y demandan lo que les echan. No importa que sean ruedas de molino, para los fieles ¡es la hostia! Pero los mercaderes todo lo venden con ánimo de lucro y a veces con malas artes. Contra esa caña, la que pesca, se alza la caña que piensa como decía Pascal. Es lo único que nos da moral, o su principio como también dijo Blas. O como decía mi madre: “¡Con tal de que no perda `l cap, sigue lo que Deu vullgue!”

Otra palabra nueva que dice mucho de la sociedad actual es “evento”. A diferencia de la anterior la hallo registrada por María Moliner pero con otro significado del que tiene hoy ordinariamente : como “suceso” posible o meramente eventual. También en la edición mencionada del diccionario de la Real Academia, donde se añade sin embargo otra acepción en uso procedente del habla suramericana: “Suceso importante y programado, de índole social, académica, artística o deportiva” Se acusa así un corrimiento semántico que nos advierte del abandono de los actos y acontecimientos históricos como contenido tradicional - de las gestas que fueron y de la agenda que nos queda por hacer - y se reconoce la aceptación de otro contenido referente a la situación actual que siendo de suyo más ordinario es por eso mismo más significativo sociológicamente hablando. Ese corrimiento que nos sonroja – banal donde lo haya- nos viene inmediatamente del inglés “event”. Se trata de un suceso sobresaliente al que te conviene asistir y por eso anotas en tu agenda.
Perder un evento sería una lástima. No asistir a quien te necesita ni estar donde haces falta no es bueno. Y lo peor para la humanidad entera es no estar en el tajo de la historia y consumirla en eventos de no te menees. Eso no es un paro, eso es una ordinariez : algo muy feo. Una deserción, incluso. Y un delito de alta traición.

José Bada
119-10-2018




martes, 16 de octubre de 2018

EXISTENCIA


¿NOS ABRIMOS? ¡ADELANTE!

Estamos de paso; es decir, no estamos: existimos o vamos siendo en cada situación. La existencia humana – la existencia propiamente dicha - no es un estado, es una experiencia en curso de verificación. La persona humana no es un individuo de la misma especie como cualquier otro, y su vida personal no tiene nada que ver con un experimento de laboratorio que cualquiera puede repetir: una manzana siempre cae, ya sea Newton o el frutero quien la eche al aire. El ser humano no es un objeto arrojado por ahí como una piedra al alcance de la mano y un tropiezo para los pies. Tampoco es un vegetal que arraiga en la tierra y crece en su lugar, ni un animal que se mueva por instinto en busca de alimento y de pareja como individuo que está al servicio de la especie. El ser humano mas que estar en la naturaleza, existe en la historia. Podría decirse que no es ecológico, no como las plantas o los animales que tienen su lugar o reserva natural: su nicho y su nido,su casa y su medio. En este sentido es, como dijo Nietzsche. “el animal no fijado todavía”; es decir, inadaptado para vivir naturalmente en un lugar. Por otra parte, es el único animal que puede vivir dondequiera con tal de adaptar el medio a sus existencia y no al contrario.
Aún así el ser humano no está para quedarse aquí y ahora en ningún a lugar, sino de paso para seguir siendo. La planta de los pies es la única que no arraiga y plantarse en su caso -afirmarse- no es para el hombre llegar a casa, sino hundirse en la propia miseria. El que se planta se entierra y se degrada. Ni siquiera es un vegetal, pues no arraiga ni crece en un lugar y se endurece de fijo como las piedras: se encierra. En ese estado el hombre cae por su propio peso en un agujero. Aún así puede ser llevado por lo que se lleva y hasta ser proyectado como un proyectil, pero embalado y encerrado como una bala perdida, como un peso muerto y mortífero, sin salir de sí ni abrirse de suyo a los otros y ante los otros. Bola o bala -¡qué más da! - se dice que cada uno va a lo suyo: no a encontrar-se con otros en un nosotros más amplio. Ese individualismo salvaje es lo que se lleva y nos lleva a la muerte. No menos que el colectivismo. Uno y otro ven solo una parte del hombre: “El individualismo no ve al hombre más que en relación consigo mismo, pero el colectivismo no ve al hombre, no ve más que a la sociedad. En un caso el rostro humano se halla desfigurado, en otro oculto” (M. Buber) . El hombre cabal solo se encuentra en el encuentro, porque es el hombre con el hombre; es decir, la persona humana en relación. No hay Yo sin Tú, y es así como nos encontramos: siendo nosotros. El otro , lejos de ser un obstáculo, es el medio para encontrarse uno a sí mismo. Y el prójimo un atajo para encontrar al Otro si lo hay para todos nosotros.

Vivir es caminar y hacer camino al andar. Es abrirse, no enrollarse y encogerse como un ovillo, ni apretarse y endurecerse como una piedra. Es encontrarse con otros, ser con otros,convivir, compartir el pan y la palabra entre compañeros. No es imitar o seguir, es caminar en compañía. No es estar juntos, es ir juntos. No como ovejas, que eso es dejarse llevar y estar muertos ya como personas. Es caminar cada quien por su cuenta y riesgo y hacer cada quien la experiencia de su vida, una experiencia abierta e irrepetible, en curso. Es caminar siempre con un pie en tierra y otro en el aire, sin descanso, sin anticipar el resultado y dejando la cosecha para el día de la cosecha. Poniendo, eso sí, la esperanza a trabajar. Sintiendo en la marcha el sentido del camino que se abre como una pregunta sostenida que nos sostiene. Como pregunta provocada, como respuesta a una llamada que suena cuando se baila. Como el río que va al mar cuando te mojas, naturalmente. Y si no, nada de nada.

Ese ir de la vida , sin delegar en otro responsabilidad alguna y respondiendo al otro como uno mismo sin relegar a nadie, es el camino que se abre para todos si todos y cada uno nos abrimos, compañeros. El camino en el que se salvan las diferencias y las distancias, que nos acerca a unos y otros en un nosotros cada vez más amplio. El camino del diálogo, de la conversación y de la concordia. Que no es un monólogo de solista que se hace oír, sino más bien un coro en el que todos participamos. Ni la letra que mata y está muerta.


Llegados al final de este rollo, yo me abro. No sin invitar a mis lectores que pongan música a la letra que han leído. Me refiero al espíritu que da vida y que nos hace bailar incluso. Que en el baile está la gracia, la pasada, el exceso y el colmo de la vida. El sentido. Y mejor agarrado, que así es la convivencia. ¿Nos abrimos? Pues eso. Felices fiestas. !Y adelante!


José Bada
10-10-2018














sábado, 6 de octubre de 2018

EL SENTIDO DE LA VIDA


¡ABRETE!

El ser humano no es una cosa que esté por ahí tirada como una a piedra, ni un vegetal que crezca aquí en su lugar naturalmente, ni un animal que se mueva por instinto según su especie y para que ésta sobreviva. La persona no está simplemente, ni está programada. Existe y hace su vida personalmente. La persona humana es un caminante que va siendo, que hace su a vida paso a paso en cada situación.
Esa vida no es un experimento de laboratorio que cualquiera pueda repetir: Todas las manzanas caen, ya las tire Newton o un frutero. En cambio la vida humana es una experiencia irrepetible, única y en curso de verificación: abierta como una pregunta. No es que no tenga respuesta ni sentido, pues nadie pregunta por lo que ignora en en absoluto. Pero tenemos que hacer dicha pregunta y esa es la prueba de que no tenemos aún la respuesta definitiva que buscamos.
Decimos que uno se abre cuando se va, y que otro se enrolla cuando habla demasiado y se queda solo. Un mal rollo es todo lo contrario de un diálogo abierto y una conversación franca entre compañeros libres y responsables que comparten el pan y la palabra, el camino y la convivencia. La vida humana es convivencia, y la convivencia es apertura. No hay yo sin Tú, ni nosotros sin vosotros. Ni humanidad que no aspire a un nosotros cada vez más amplio en el que quepamos todos reunidos delante del Otro de todos nosotros.
Pero abrirse no es propiamente hablar sobre la humanidad y la vida humana, y menos aún sobre Dios que ya se verá si es que lo hay para nosotros. Abrirse es vivir, y amar al prójimo como a uno mismo. Que obras son amores y no buenas razones. Y la verdad de la vida se sabe solo, se prueba y se gusta, se siente, tiene algún sentido y se consiente cuando se vive y no cuando se habla sobre ella. Cuando se escucha con el corazón abierto, con los brazos abiertos, con el alma, con todo el cuerpo, y cuando la vida misma expresa, dice y responde, interpreta lo que sentimos y somos afectiva y efectivamente en la existencia. Cuando vamos , compañeros, en buena compañía. Que el sentido de la vida se siente cuando se vive. Como la música cuando se interpreta. ¡Basta de rollos! Yo me callo. ¿Nos abrimos? Yo desde luego. Pero no antes de desear a quienes me escuchan que pongan música a lo que han oído.
















miércoles, 3 de octubre de 2018

¡BUENA VECINDAD!



Un "petó" para los vecinos catalanes

Más acá de Fraga , aunque también, y aquí mismo en Zaragoza aparecieron hace dos días lazos amarillos para incordiar y recordar a los aragoneses el malestar de los catalanes. Lo siento por ellos y por nosotros. Soy de un pueblo aragonés donde se habla catalán, pero vivo en Zaragoza donde hablamos castellano. En vísperas de las fiestas del Pilar y a la vista del templo donde se alza, aquí y ahora, quiero enviar un petó, a los vecinos de allá, y que el Ebro lo lleve en silencio a los del lazo con una invitación a la concordia y al buen rollo entre vecinos. Que hablando se entienden los hombres y las mujeres si quieren y se quieren, y no hay manera de entenderse cuando se muerden como perros. Un saludo a los de cerca y a los de lejos, una abrasada y un beso a tot-hom y a tota-dona llámese : Monserrat o Pilar que de todo hay entre nosotros y vosaltres. Adeu! Y visca Catalunya lliure! Es a dir: responsable! Y tú que lo veas, maño que me escuchas.


viernes, 28 de septiembre de 2018

DE LA COMUNIDAD A LA COMUNICACIÓN



COMUNICACIÓN EN VILO
P asó el verano que pasé en el pueblo unos días, muy pocos. No como antes, cuando el pueblo existía para mí no solo apenas en el recuerdo como ahora sino en carne mortal; es decir, en carne viva como mi madre que fue, mi esposa que también y todos los míos que hoy hecho en falta. Pasé el verano con lo que queda de aquello. Y me traigo agradecido una reliquia que quiero contarles ahora que ha comenzado el otoño en este veranillo de san Miguel , que se demora en la cosecha, o de san Martín que acaba más templado con la siembra y ojalá con la lluvia.
Dormí la última noche con las ventana cerrada, en una habitación trasera que da al patio de la casa. Pero en otra de la misma que da a la calle, mis sobrinos durmieron con la ventana abierta. A media noche oyeron lamentarse al vecino de enfrente, que se había caído y fueron a ayudarle con otros de la misma calle. Es un viejo nonagenario que vive solo, pero tiene vecinos. Muchos en la ciudad no los tienen, y hay casos de abandono en el que los viejos mueren solos en su piso donde se pudren hasta que huelen. Lo primero es hermoso, lo segundo tremendo y lamentable.

LA TELEASISTENCIA, aunque funcione como quiere el Gobierno de Aragón, no es lo mismo y hasta una contradicción manifiesta cuando no funciona. Asistir es estar presente para ayudar a quien lo necesita. Dejando la anécdota atrás como rosa caída y mirando hacia delante, lo que veo es muy distinto. Los pueblos se despueblan no solo porque se vayan a vivir sus habitantes a las ciudades, sino también y principalmente porque los que quedan en el lugar viven en lo posible como en las ciudades. Presumir que las personas estamos aún donde tenemos el cuerpo es un grave error. Esto no sucede ya ni tan siquiera en los pueblos, donde sus habitantes se distraen de los otros viendo lo que pasa en el mundo sin hablar con los vecinos. Hay quienes se tumban en el sofá para dormir la siesta oyendo el televisor, como si este les cantara una nana.
Vivimos en un mundo urbanizado que se despuebla. Pero esto no es solo un problema demográfico, ni tan siquiera urbanístico; es decir, de geografía humana o de asentamiento racional de la población sobre la Tierra. Aunque también. Que lo uno no quita lo otro. La población mundial que tenía 2.600 millones de habitantes aproximadamente en 1950 –de los que el 79 % vivía entonces en los pueblos-- alcanza ya en la actualidad nada menos que la cifra de 7.450 millones. Por otra parte la población urbana supera ya con creces a la rural. De modo que a este ritmo la urbanización de la Tierra, según todas la previsiones, alcanzará antes de terminar el año 2050 los 2/3 de la población total. Pero eso no es todo, ese cambio imparable afecta mucho y afectará más todavía a los pueblos cuyos habitantes se urbanizan aunque no se muevan de allí con el cuerpo entero. También ellos –vivan en Candasnos por decir algo o en Favara si lo prefieren--, lo mismo que los casi 50 millones de chinos que lo tienen en Cantón o los 40 de japoneses que lo aparcan en Tokio, no están siempre para todos donde tienen su cuerpo.
Este despegue, desarraigo, destierro o desterraje es una crisis de humanidad. De los terrícolas, de los humanos en trance de desaparecer como tales, de dejar la tierra -- el humus-- de donde venimos para perdernos por ahí en la nube enredando y enredados. Pasando de la comunidad que fue --de la común/unión-- a la comunicación presente que no cesa: que no para ni repara en nada y en nadie. Y saltando por encima de la sociedad plural y pluralista --dotada aún de una reliquia comunitaria funcional para la estabilidad del sistema social de convivencia--, a la comunicación en vilo que no ha lugar para quedarse ni nos lleva a ningún sitio. Ni siquiera es un camino que vaya a casa, no es un destino: es un presente sin pasado ni futuro, una «eternidad efímera» (M. Castells) que consumimos y nos consume. Un sin vivir de usar y tirar sin pretensiones ni compromisos. Un estar ausente en realidad de verdad en el mundo de la vida, con muchos contactos y eventos de «no te lo pierdas» que pasan no obstante sin pena ni gloria.
DEJANDO A UN lado la conversación cara a cara y la compañía sin intermediarios, nos queda solo el enredo sin encuentros personales. Sin la vida y la convivencia, sin relaciones estables, sin compañeros ni compañía, sin libertad responsable. Sin sentido alguno.
Convertidos en consumidores de usar y tirar, compulsivos o a pedir de boca, preferimos entonces estar donde conviene: no alejados del centro sino en el centro de distribución de todo lo que apetecemos. Porque la información es instantánea donde quiera tengamos el cuerpo con tal de estar conectados. Pero el pan de cada día llega con retraso, y no se vive solo de mensajes. Por eso no basta con estar en la red. Porque las palabras vuelan, pero hay que comer y el pan no llega a punto donde tenemos el cuerpo. No a los pueblos, pero sí a las grandes ciudades. Como el pienso a las granjas, así los alimentos y todo lo que necesitamos para vivir llega antes a los centros de concentración urbana.


martes, 25 de septiembre de 2018



LA FRANJA
El 11 de Septiembre de 17l4, las tropas borbónicas tomaron la ciudad de Barcelona en la Guerra de Sucesión. Esa victoria fue para los catalanes una derrota y el principio del fin de sus instituciones arrasadas por imperativo legal con los Decretos de Nueva Planta en 1716. No obstante, haciendo de tripas corazón y de acuerdo con su Estatuto, los catalanes celebran su Fiesta Nacional el día 11 de septiembre año tras año en plena democracia. Un pueblo que de las piedras hace pan, es capaz de hacer de una derrota un derrotero. Que así sea es lo que yo deseo para ellos y para todos nosotros, compañeros de acá y de allá: “de més entadins” o “de més entafora”, por decirlo en la propia lengua y desde la perspectiva de mis paisanos aragoneses que también la hablan.
Nací en Favara del Matarranya, que de allí era mi madre y mi padre de Vilalba dels Arcs en la Terra Alta de Tarragona más allá de Batea. Soy de una comarca oriental de Aragón donde se habla catalán como siempre, pero sin complejos desde hace algunos años. Lo que hablamos allí ya no es aún lo que no podía decirse, es sencillamente catalán y a mucha honra. Ni más ni menos, ni mejor ni peor que lo que hablan valencianos y mallorquines. “Si fa o no fa” como en Girona. No es chapurreau, que eso es un mal nombre por decir algo y silenciar lo que más importa.
Las comarcas orientales de Aragón que comparten el habla y mucho más con las occidentales de Cataluña se llaman ahora con frecuencia La Franja. Para evitar malentendidos y para entendernos hablando, quisiera pensar que le atribuimos todos a ese término un mismo significado: el de una banda ancha con dos orillas o “vores” que se corresponden “de vora a vora” y en modo alguno como dos “bordes” que no se hablan, muro de separación y menos tierra de nadie entre trincheras enemigas. En esa Franja, compañeros, estoy seguro de encontrar hilo suficiente para hacer un bordado entre vecinos donde otros se empeñan en hacer hoy un descosido. En la Franja nos encontramos unos y otros, catalanes y aragoneses: todos nosotros.
Los aragoneses de la Franja hablamos catalán. Como nuestros vecinos catalanes que hablan también castellano sin ningún problema si viene al caso para entenderse con otros españoles. Por cierto, desde nuestra perspectiva lo que se habla más allá de Caspe - aguas arriba del Ebro- es el castellano y no el español , que españolas son todas las lenguas de este país que habitamos los españoles. Hay razones para pensar que la Franja es el medio - y no el remedo- entre castellanos de Castilla y “castlanes” de “Castlonia” De modo que el contencioso, de haberlo, so sería entre villanos sino entre burgueses de ambos lados. La hipótesis de Balari sobre la etimología de “Catalunya” no es en absoluto despreciable.
La Franja es un espacio de convivencia, de buena vecindad, bajo un mismo sol y con los pies en tierra, abierto. Quiero pensar que hospitalario, aquí y a la vez en todo: la quiero, es mi tierra. Y en ella y por ella estoy en el mundo. Por ella saldría a la calle. No para cerrar el paso a nadie, sino para tender puentes y la mano a todo el mundo. Amo la libertad y barrunto en mi tierra, respiro, un aire que sopla donde quiere, un espíritu libre. Nada que ver con el capricho, que es la libertad de las cabras. Ni con la real gana, ni siquiera con el derecho a decidir atribuido a los pueblos. Que no son los pueblos los que deciden, ni las personas en su nombre. Aquellos no son personas, sino supuestos: ídolos cuyo nombre usan en vano los ciudadanos. Y éstos, las personas, los únicos que tienen derecho a decidir.....responsablemente . ¡Y el deber!
Salir a la calle es lo que piden estos días los políticos del “Procés” desde las instituciones catalanas en nombre de Catalunya y en su defensa. Es una pasada que no va a ninguna parte. Si pudieran llevarse esa tierra como los caracoles la casa encima poco a poco al Pacífico, lo comprendería. Pero dado que no es posible, les digo que se entiendan con los vecinos y no pierdan el tiempo sacando los cuernos. Porque eso no es una salida, ni un derrotero: es una derrota. Y su apego a la tierra, más que devoción, solo es mala baba.

José Bada
4-9-2018






































martes, 7 de agosto de 2018

No a la pena de muerte


NO MATARÁS




Francisco se ha comprometido en la defensa de la vida humana sin excepciones y , en consecuencia, en la abolición de la pena de muerte en todo el mundo por ser a su juicio “inadmisible” e incompatible con el Evangelio. Está visto que Francisco no ha venido a juzgar a nadie y está por ver si Jesús – que tampoco – ha de volver al fin de los tiempos para condenar a los malos a la muerte eterna. Sea lo que fuere al fin y al cabo, en el tiempo - aquí y ahora - lo que nos toca no es matar a nadie sino desvivirse por todos. Pero eso es vivir a tope, que vivir es dar la vida sin quitársela a nadie y morir es solo lo que nos pasa. Lo que debemos hacer, por tanto, es vivir y ayudar a vivir. Pienso, incluso, que la muerte eterna bien pensado es el pecado que lleva consigo la penitencia. Y puede que el juicio final no sea más que eso, lo que uno se ha buscado. Pero dejemos eso para los teólogos.

viernes, 27 de julio de 2018

Repoblación




Más inmigración, menos despoblación





La despoblación es un tema recurrente en este país cabezudo en el que la mitad de los aragoneses vivimos en Zaragoza y la mitad de la otra mitad lo desea. Dígase lo que se diga en Zaragoza o en Teruel, que también existe pero menos, mientras los políticos hablan, los ciudadanos comentan y los medios informan, Aragón se despuebla y el Ebro guarda silencio hasta llegar al mar que es el morir. La despoblación es un tema recurrente porque es un asunto malentendido y un problema muy serio del que se desentienden los malos políticos que no asumen su responsabilidad, los tertulianos que toman la palabra en vano, los medios que venden la información, los “urbanitas” que la comentan y quienes lo padecen solos y piensan como todos.

miércoles, 20 de junio de 2018

NO SEAMOS "IDIOTAS"

NOS QUEDA LA PALABRA

No es lo mismo el dolor de muelas que el recuerdo que tenemos de ese dolor. El recuerdo no duele, o duele menos sin duda alguna. Pero sólo sabe de verdad qué es un dolor de muelas quien lo tuvo. No el dentista, que conoce los síntomas y el remedio. Eso le dije, indignado, a un amigo mucho más joven que yo que hablaba de la Guerra Civil en España a tontas y a locas sin saber del asunto de la media la mitad y eso por referencias.

sábado, 9 de junio de 2018

LA OCASIÓN DE LA POLÍTICA



LA PINTAN CALVA



Después de todo, y es mucho lo que ha pasado en este país, nos llegó el tiempo de hacer política. O mejor, la ocasión. Esa que pintan calva y hay que coger por los pelos. Ojalá no se pierda, ni la perdamos nadie. Ni los hunos ni los otros, o los godos. Pues todos seremos bárbaros si ese es el caso, si el grito ensordece y la palabra no se escucha, si la estrategia de la guerra no cede al diálogo y los hombres no se entienden hablando.

miércoles, 6 de junio de 2018

TÚ y YO


SOMOS PERSONAS

Tengo una sobrina nieta que apenas sabe hablar, y a la que le preguntaron quién era y respondió diciendo: Soy una "pesona". Al escuchar lo que decía me quedé de pronto con los ojos abiertos y la boca cerrada, en silencio, pensando -sin discurrir- que era en efecto una persona.

jueves, 31 de mayo de 2018

VIVIR A TOPE


¡MENUDO CIRIO!





¿Para que sirve la memoria si no sirve a la esperanza? Un mal pasado es lo que ya no es y lo que puede ser todavía, ¡ay!, si nos olvidamos de las víctimas que fueron. No somos culpables de lo que pasó antes de venir al mundo, aunque podemos serlo todavía si cada quien va a lo suyo sin pensar en un  futuro mejor para todos. Un mundo sin memoria, sin corazón, que no quiere saber nada de las víctimas es un infierno : Lasciate ogni speranza, voi ch´entrate! (Dante).

sábado, 19 de mayo de 2018

REPOBLACIÓN Y DESPOBLACIÓN









LOS MONJES ROTURADORES

El monasterio de Rueda es un monasterio cisterciense; es decir, de la Orden del Cister – o de Cíteaux, en francés- por el nombre del lugar donde se instaló la comunidad reformada de los “monjes blancos”, llamados así popularmente en oposición a los benedictinos cluniacenses -de Cluny, el lugar de la primera reforma benedictina - o “monjes negros” que se habían apartado de la buena “observancia” de la la Regla de San Benito como cabía esperar. San Bernardo de Claraval (1090-1153) fue el más destacado promotor de dicha reforma cisterciense y llegó a fundar en vida nada menos que 68 monasterios, de ahí que se llamaran “bernardos” también a los monjes que aceptaron su reforma. En 1664 Armand Bouthillier fundó la Orden de la Trapa o la Orden Cisterciense de Estricta Observancia, llamada así para distinguir a los trapenses de los bernardos o monjes benedictinos de Común Observancia.

miércoles, 9 de mayo de 2018

INAPRECIABLE


VERSO SUELTO


Hacer el amor tiene un precio. Si se paga el precio justo a quien se vende no es una violación, ni siquiera un abuso de quien lo hace aunque sea un mal uso por ambas partes. En cambio hacer el amor sin pagar por ello, porque se puede, con una mujer indefensa que no está en oferta no solo es injusto y algo más que un abuso: es una violación. Espero que se castigue a esos machos embrutecidos de la manada.

martes, 8 de mayo de 2018

VIOLENCIA DE GÉNERO


AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS





Solo el necio confunde valor y precio, como dijo Machado. Y Cristo enseñó a distinguir entre el amor - que es el valor supremo- y la ley que no vale nada sin amor alguno. Porque la ley es lo justo en el mejor de los casos y “el amor la plenitud de la ley” (Rom.13,10); es decir, la perfección que la llena, su cumplimiento y el colmo que la rebasa, la abundancia y la gracia que da sentido a la vida. Lo que no significa que lo más, lo inapreciable que es el amor, nos dispense de hacer lo que debemos por imperativo legal que es lo de menos.


Hacer el amor no es amar, pues se paga y tiene un precio.

miércoles, 2 de mayo de 2018

ABAJO LOS DEL TENEDOR


ARRIBA LOS DE LA CUCHARA



Aprendí a hablar y a escuchar por vez primera chapurreando el catalán como todos los de mi pueblo, y a leer y escribir en castellano. Aprendí la lengua del lugar, la de mis padres, la de mis paisanos , la que da nombre a las cosas y a las gentes de la tierra, a lo que se cría en la huerta, a lo que nace y crece allí mismo , a lo concreto, la lengua vernácula que es ecológica naturalmente, una variante entre otras de la lengua catalana ya sea de Barcelona, que está muy lejos, o la de Maella que está solo a ocho kilómetros aguas arriba del Matarranya y en la que dicen “çeledonia” a lo que nosotros en Favara decimos madalena.

miércoles, 25 de abril de 2018

CONCORDIA Y COMPROMISO


¡HAY QUE ANDAR!



Convencer no es solo vencer, es vencer con otro. Es avanzar en el camino, compañero, hacia la victoria final de todos nosotros: que es la paz y la concordia después de todo. Mientras tanto nos queda la pregunta abierta que se cierra por detrás como el camino y se abre hacia delante como el diálogo. La pregunta aquí plantada entre los dos, en el presente. Aquí y ahora, en el espacio donde se tiene el cuerpo: en el lugar, y en el momento en que se toma la decisión.

viernes, 20 de abril de 2018

CONCORDIA


PALABRA CABAL



La Asociación de los Foros de la Concordia acaba de celebrar el último en Valencia titulado “Conversaciones por la cooperación en los territorios de la antigua Corona de Aragón” Los asistentes que procedíamos de dichos territorios participamos distribuidos en seis grupos de trabajo: sobre educación, patrimonio artístico, turismo, lenguas, economía y asuntos jurídicos. Yo lo hice en el de lenguas; coordinado por Ernesto Martín Peris, profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra y nacido como yo en el Matarraña.

miércoles, 11 de abril de 2018

El bicho guarda silencio


VERSO SUELTO



¿Sabéis que muchas de las hortalizas del Mercado Central no proceden de la huerta de Zaragoza? Uno de los mercadillos más antiguos , cuya actividad se basaba en la venta de frutas y hortalizas obtenidas de la tierra , fue el de San Lorenzo y posteriormente el de Lanuza (el actual Mercado Central) Allí llegaban los hortelanos del entorno de Zaragoza y descargaban sus mercancías. Hoy muchos de los productos que encontramos en sus puestos, no proceden de la huerta de Zaragoza ni son de temporada , sino que se cultivan en otros lugares de España y del mundo.

miércoles, 4 de abril de 2018

CO-n-RAZÓN


RAZÓN Y FE

Se cree con el corazón, se piensa con la cabeza.
Hay razones para creer, y motivos para pensar.
No se piensa sin motivo, ni se cree sin razón alguna.
Pensar sin motivo no tiene sentido. Ni es razonable creer sin razones.
No se cree para no pensar, ni se piensa para no creer.

DESPEGADOS DE LA TIERRA


LA PARTE QUE ME TOCA



Ha salido el sol y estoy en el campo abierto con los pies en tierra. Me siento y me siento bien, en silencio, sobre un poyo. No se oye ni un pájaro de momento, apenas el tractor que ronronea a lo lejos y más acá - o más adentro- lo que me acaba de decir la socia del tractorista que es mi sobrino.

miércoles, 21 de marzo de 2018

FUERA DE LUGAR


LA DESPOBLACIÓN




Soy de un pueblo aragonés de la Franja de Orient o de Ponent según se mire. Pero no voy a hablar de mi pueblo, que en rigor de verdad ya no existe : no el pueblo en el que nací, que me lo han cambiado. Ni a escribir en mi lengua materna que sobrevive a pesar de todo en el lugar como “les borraines” o borrajas, para que me entiendan.Hoy no toca. El tema es la despoblación.

miércoles, 14 de marzo de 2018

CON DEFERENCIA




MÁS ALLÁ DE UN FEMINISMO NECESARIO

Tu que me escuchas seas hombre o mujer, qué más da, eres una persona. Como yo, ni más ni menos, que soy un hombre como cualquiera. Salvando las diferencias de género que son necesarias para la propagación de la especie humana, lo que nos distingue y nos sitúa en la historia es la humanidad que nos hace humanos y la dignidad que compartimos como personas. No es el sexo, sino eso es lo que nos iguala en dignidad a la vez que nos hace a cada quien único y diferente. Tú que me escuchas, seas hombre o mujer, igual que yo que te hablo. Esa igualdad y esa diferencia, esa justicia y esa deferencia , esa categoría y esa excelencia que nos distingue como personas, es muy distinta a la igualdad que hay en la naturaleza entre elementos o individuos de la misma especie vegetal o animal, sean lentejas o perros por ejemplo. Ser machista es malo. Ser feminista en un mundo que discrimina a las mujeres es un mal menor y necesario todavía, ¡faltaría más! Pero lo mejor es sin duda alguna ser personalista..... hasta que nada y nadie nos impida ser personas en la misma humanidad. Que ese es el destino, la casa común, y todo lo demás solo camino.


viernes, 9 de marzo de 2018

.....Y LAS MALAS HIERBAS


DULCE REVOLUCIÓN



Asistí recientemente a una charla seguida de un interesante coloquio en un invernadero de de Zaragoza sobre la “Dulce Revolución”. Una entidad sin ánimo de lucro creada en el año 2009 para promover la medicina tradicional y el consumo de hierbas medicinales y criticar sin complejos posibles abusos de la industria farmacéutica.

sábado, 3 de marzo de 2018

ESTÁ CORTADO


El camino del diálogo



Los hombres se entienden hablando … siempre que sean responsables; es decir, con tal que escuchen con atención y respondan con respeto a quien les habla. Que no basta con oír como quien oye llover, sin mojarse. Que entrar en diálogo es comprometerse con la palabra y en la palabra cabal - que no es tuya ni mía, sino de los dos y entre los dos- y lo demás apenas parlotear como los loros: repetir, pero no responder. O ponerse a silbar por hacer algo aunque sea para hacerse el distraído, y en todo caso distraerse sin escuchar dejando que el tiempo pase vacío.... hasta que deje de llover o de sembrar el otro. Pensando que - es un decir, pues no piensa quien a nadie escucha - con su pan se lo coma lo que dice el compañero, que tampoco lo es si come solo. Porque no hay pensamiento, ni palabra viva, ni diálogo, ni pan que se comparta, ni compañero, ni convivencia, ni humanidad, ni tierra habitada y cultivada, ni sentido.... cuando comemos – o se come, que eso es impersonal- cada uno hasta la simiente sin dejar del pasado ni el recuerdo y nada del presente para el futuro. O nos mordemos – que eso es una barbaridad- uno al otro como animales.



Amortizada la tradición viva – que se hace desde la responsabilidad – y depositada en el “depósito de una santa traición”, enterrada y sin salida, y liquidada la historia con lo mucho que queda por hacer, enrollados y encerrados – embalados - , sin nosotros, no hay conversación ni convivencia, nada que compartir ni modo de entenderse: ni medio ni remedio, queda el ruido acaso, el silbido de balas perdidas, y el escándalo mudo – terco y seco, duro: incapaz de escuchar- que cierra el paso a la palabra. Lo contrario del silencio que la acoge: la piedra que la rechaza y la mata callando. Eso es el desierto de la vida -que es convivencia y conversación- donde no queda del profeta ni la voz. El desierto sin agua ni pozo, sin la sed que la busca y la hace buena, ni tan siquiera con el murmullo de la música que la canta y la celebra. Por no hablar de la huella de la palabra que fue, de la letra, pues no queda de ella ni rastro.



Sin acorde y sin acuerdos, queda el ruido que sale de la garganta cuando la boca no muerde. Y si muerde, la barbarie que no sabe hablar y la fuerza bruta.... O el silencio del desierto sin voz ni profecía, sin pan ni compañía, sin agua ni simiente, ni tierra que se abra a la cosecha.... Solo queda el rencor intransitable y el corazón callado y encerrado como el MAR MUERTO que aleja a la humanidad de la tierra prometida. ¡Que el diálogo es el camino y el camino está cortado!