...Y FRATERNIDAD
Me acabo de enterar
aquí en una terraza de un bar chino de mi barrio, leyendo la
prensa diaria, que un equipo de investigadores españoles ha
descubierto por qué diantres el lado correcto del corazón humano
está en la izquierda como en todos los vertebrados. Y he pensado
enseguida sin poder evitarlo que el corazón de una sociedad
humana bien formada está a la izquierda en el cuerpo social. Y que
un partido de izquierdas que no lo tenga, que sea insensible al bien
común, a la igualdad y a la fraternidad que es el colmo de la
justicia: el caramullo y la perfección de la convivencia, es de
derechas diga lo que diga y va a lo suyo como cualquiera que hace de
su cartera su único corazón y del mercado libre su oportunidad.
Ya sé que confundir
un código genético con una constitución política, un cuerpo
vertebrado con un organismo social o la ciencia que todo lo explica
con el diálogo entre personas que se comprenden si quieren o se
quieren inexplicablemente solo con mirarse a los ojos y reconocerse
como hermanos es confundir el tocino con la velocidad. Políticamente
hablando lo que explica la ciencia no es un problema, no pasa de ser
un tema sobre lo que es y será naturalmente....en la naturaleza
según predicen los científicos. Pero en la historia, y de eso se
trata: nada importante acontece sin la libertad responsable. Y ese
es el problema: hacer la historia, que el tema de la formación del
corazón en los vertebrados puede quedar aparcado hasta mejor
ocasión sin que se altere el curso de la naturaleza. Y esa
noticia puede servir solo de pretexto para cambiar de tercio y
hablar del toro que tenemos en el ruedo ibérico en el que estamos
emplazados. Aunque la teoría -y en eso estoy cuando escribo- no
es la práctica que depende de todos. Y para eso necesitamos coraje
y determinación.
No voy a confundir un
corazón de oro -que es una metáfora- con la cartera que se lleva
a la izquierda y es una cruda realidad. El corazón que nos
humaniza es un corazón de oro que se abre como la mano tendida, un
valor inapreciable, una gracia, la bondad que se difunde de suyo
como la luz y el calor que comprende y abraza a los otros. No quiero
presumir de tenerlo ni prejuzgar a nadie, Dios me libre. Desde mi
juventud he pensado que el lugar correcto de ese corazón en la
sociedad está en el lado de la izquierda según se mira hacia
delante. Pero tengo mis dudas y en absoluto pretendo tener la verdad
a secas y mucho menos imponer mi verdad a nadie. Más bien deseo
buscarla con todos y para todos. Como dijo Machado: “Tu verdad
no, la Verdad. Y ven conmigo a buscarla, la tuya guárdatela”.
Desde mi punto de
vista, que es la izquierda abierta y en camino, me pregunto si España
es aún y hasta cuándo la nación “invertebrada” de la que ya
escribió Ortega hará pronto cien años. Si nosotros somos
diferentes de los humanos que se entienden hablando cuando quieren y
porque se quieren. Me pregunto también, por supuesto, si la
izquierda real en este país tiene un corazón de oro y buena
voluntad a fondo perdido. Y si la derecha, en cambio, tiene solo
el oro por corazón, lo retiene en todas partes y va a lo suyo a
la chita callando como los reptiles.
Soy
de la Franja del Ponent como hoy se dice hablando desde donde nace
el sol en la Catalunya profunda o de una comarca oriental aragonesa
cuando se habla aquí donde se pone. En mi pueblo hablamos catalán
y nos entendemos hablando con los catalanes. Y pienso que el
conflicto no está aquí entre vecinos de ambos lados sino entre
castellanos y catalanes de más adentro que se llevan mal y hablan
distinto aunque sea en la misma lengua: el castellano o en inglés
para más inri. Pocos ignoran en España que todas las lenguas
españolas excepto el vasco vienen del latín, ¡la madre que nos
parió! Y muchos los que no saben que en la Franja ha resistido
el catalán de los villanos al despotismo de los señores
castellanos o catalanes - por cierto, de la misma raíz latina
“castellum”- que trataron de imponer su lengua y sus intereses
enfrentados respectivamente como haría después la burguesía. Otro
término este último de la misma raíz semántica en versión
germana: de “Burg”.
Pienso
que no hay yo sin tú, ni nosotros sin vosotros, y que unos y otros
nos encontramos y realizamos en un nosotros cada vez más amplio
hasta llegar como hermanos a la casa común. Creo que la fraternidad
universal es el destino, que una casa sin puerta es una tumba y una
puerta sin camino un absurdo. Creo, compañero, que el camino y la
historia tiene sentido si avanzamos juntos. Si ponemos la esperanza
a trabajar y vemos en los otros, en los más necesitados
especialmente, un atajo para llegar al enteramente Otro o como se
llame lo que buscamos después de todo. Eso es lo que me dice el
corazón que presumo en la izquierda. Sin prejuzgar lo que siente
la derecha. ¿Todo por la patria? No. Más bien lo que dice mi amigo:
¡TODO POR LA FRATRIA!
No hay comentarios:
Publicar un comentario