UN VERSO SUELTO
Me piden un verso suelto; es decir, libre y espontáneo, sincero y franco, no sometido a rima ni cadencia: informal, sin pelos en la lengua ni prejuicios que lo condicionen.
Hablar es fácil. Eso se aprende pronto, a llorar antes y a quejarse, a pedir también y a gritar. Para escuchar, en cambio, se requiere toda la vida y más cuando habla el Silencio. En este día de inocentes en que se engaña a los infantes me confieso un hablador que no siempre sabe escuchar y un pobre diablo que necesita vuestra atención. Prometo no mataros de aburrimiento. Pero no os fiéis: No soy Herodes,claro; pero tampoco la estrella que orienta a los Magos. Y en absoluto el Niño Jesús.
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