miércoles, 15 de junio de 2016

DESDE MI VENTANA , 87


Un chaval de quince años me hizo una entrevista sobre la Guerra Civil. Como él hicieron a otros tantos viejos o viejas parecidas entrevistas sus compañeros de clase.

 Me dijo que es así como estudian historia, acudiendo primero a las fuentes orales y tejiendo después en común su propio relato. Magnífico, le dije, felicita a tu profesora. La historia que fue no hay quien la haga: es la que fue, pero hay que interpretarla. Y para eso, antes hay que escucharla. Lo que tienen que inventar los jóvenes es la que queda por hacer, y hacerla de verdad cuando les toque. No para contarla, sino para que no se avergüencen de lo que hicieron y sus hijos también puedan hacerlo. Escuchar a los otros, a todos, no solo sirve para contar, es también necesario para actuar cuando llega el momento. Los políticos del cambio deberían saberlo.



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