jueves, 5 de mayo de 2016

Desde mi ventana, 81


¡Qué vergüenza!

Francisco ha acogido en el Vaticano a dos familias que no tenían donde refugiarse. Me pregunto qué pasaría si le imitaran los obispos europeos que viven solos en sus palacios.


Y no digamos ya si en cada parroquia se acogiera a una sola familia de refugiados. ¿No sería bonito? ¡Sería la hostia, el colmo, una gracia, una alegría a rebosar: vendría Dios a vernos! Una ONG aragonesa ha propuesto repoblar Aragón con refugiados. Aquí sobran casas parroquiales que están vacías, mientras faltan niños en los pueblos y se cierran las escuelas. ¿Tan difícil es comenzar abriendo esas casas a los refugiados ? Tan difícil como fácil es al parecer recitar: "Oh Señor, yo no soy digno de que entres en mi morada” o proclamar para todos a bombo y platillo los derechos humanos desde Europa mientras se da con la puerta en las narices a quienes necesitan entrar en ella 
!Qué vergüenza!


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