VIANDA
El pasado es el que va y el que se
queda. El futuro es lo que viene o el que llega.
Aquí y ahora es el presente, nada más
y nada menos.
Sin pasado ni futuro, sin memoria ni
esperanza, no hay presente cabal.
No hay camino, ni siquiera caminante que lo haga
al andar.
Las provisiones: la vianda, van atrás
y las previsiones de cara hacia delante.
La vida es un proyecto, solo se cierra
el camino por detrás.
El presente está aquí de cuerpo
presente, ¿dónde si no?
Aquí es el lugar de la
responsabilidad, donde se encuentra el hombre y se le encuentra.
Andar por ahí, Dios sabe donde pero no
su hermano, es encontrarse perdido.
O lo que es peor, es estar sin estar
para nadie: solo, ni siquiera consigo y para sí mismo.
El presente adelgaza si no se fija y si
no se abre se evapora. Se consume sin provecho alguno.
La tradición es la vianda y si no
anda una cagada.
La tradición traicionada es solo un
peso, una carga para subir las cuestas y un peligro para bajarlas.
La tradición traicionada repite, el
que la traga engorda y cae en el hoyo por su propio peso.
La tradición que se repite es
tradición muerta y sepultada en el depósito de una “santa”
traición.
Mil veces mejor que celebrar la
tradición cuando repite es vomitarla.
En cambio la tradición viva es la
vianda. Buen provecho, compañero.
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