miércoles, 24 de febrero de 2016

DESDE MI VENTANA, 72



BUEN PROVECHO


 
Las personas de mi edad nacimos y nos criamos en un mundo pegado a la tierra que comenzó hace milenios y ha terminado como quien dice hace dos días.

Los agricultores cuidaban lo que nacía y crecía y , educados en una ética del cuidado aprendieron a esperar con paciencia lo que les daba la naturaleza y a celebrarlo a su tiempo cuando cumplía. Esa ética, esa cultura, ha sido hoy arrumbada por la técnica que ha avanzado una barbaridad hasta borrar la diferencia entre lo que se cría y lo que se fabrica. La ingeniería genética compite ya con los engendros de la industria en el mercado, y disminuye la responsabilidad de cuidar conforme crece la facilidad de producir lo que queremos. Ya hay niños a la carta, a pedir de boca de papá y mamá. Que aproveche.






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