LA
DERROTA FINAL
Nuestro
pasado es como la carga que llevamos: quien se lo echa a la espalda
no lo ve,
pierde la paciencia cuando sube una cuesta y el control de
la marcha cuando la baja. Esto vale también para las naciones: no
hay futuro en la historia de los pueblos para lo que debe ser si se
olvidan del pasado que no debió haber sido. Pensar solo en el
presente, dejar al muerto en el hoyo para ir al bollo que se tiene
delante o cada uno a su bola sin controlar la jugada, es celebrar
antes de tiempo la dictadura de los hechos consumados: la derrota que
acaba con todo.
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