lunes, 31 de agosto de 2015

REPICAR SIN IR A LA PROCESIÓN



¿SÍ  SE PUEDE?

La cabra que tira al monte y se sube a los árboles cabrea a los pastores y no digamos ya los cabritos y el cabrón que se lleva la culpa de todo. En cambio el mardano, las ovejas y por supuesto los corderos van a donde los llevan. Un solo pastor con su cayado y el perro, que es la alargadera del bastón, domina a todo el rebaño y alcanza a la oveja que se descarría: le echa el bastón o el perro, encuentra a la que se pierde y recupera a la mostrenca en el reparto anual entre pastores. Y si es otra, da igual porque todas son ovejas. El buen pastor que da la vida por sus ovejas existe solo en los evangelios, los que existen en este mundo son ganaderos que viven de ellas.

¿A qué viene eso? A propósito de los nuevos clérigos del laicismo militante. Los laicistas --que no laicos o ciudadanos con los pies en tierra y la cabeza sobre los hombros-- no saben estar aquí sin desplazar a los curas y meterlos en la sacristía. No se enteran de que la plaza es de todos y de nadie en particular, y si la mayor parte de todos va a la procesión es obvio que ocupe la mayor parte de la plaza mal que les pese a los ciudadanos que no son de la "pirroquia". ¿Por qué se quejan? Si nadie les obliga a llevar flores a María --la del Pilar, digo-- o a comulgar con ruedas de molino --u hostias consagradas para los creyentes-- ¿no harían mejor comportándose como el pobre Simón? Pero no, ellos prefieren ver antes la plaza vacía que ocupada por la competencia.
No me gustan los "ismos" de ninguna clase ya sean nacional-ismos, fundamental-ismos religiosos o fanat-ismos deportivos o gastronómicos. Y menos aún los pastores o clérigos que viven de sus ovejas --que no piensan-- y se parecen tanto los unos a los otros porque piensan demasiado en ellos mismos. Los laicistas de hogaño son como los curas de antaño: al confundir un Estado laico en el que creen con una sociedad que no es laica sino plural, hacen de su creencia una religión oficial impracticable en democracia. Los nuevos clérigos se la tienen jurada a la santa tradición, pero no son la alternativa: quieren arrimar al fuego su sardina y al Estado sus prejuicios particulares. Si estuvieran realmente de parte de la no confesionalidad del Estado, levantarían la voz y la palabra, sin alarmar contra esta o aquella confesión religiosa o ideológica por mayoritaria que fuera en la sociedad o extravagante. No irían con la ley por delante que no les asiste, sino con la palabra. Que libres son de expresar lo que piensan en público, como los demás lo que creen o sienten sin pensar demasiado. Comprenderían entonces la presencia del Estado, de sus representantes, en la sociedad real y por tanto en las partes distintas y privadas en todo caso. ¿Dónde si no es aquí, en alguna parte, puede estar el Estado como un todo en la sociedad? Pero si ha de estar aquí, sus representantes han de saber estar en su lugar. Y los representados apreciar la diferencia entre asistir o presidir la liturgia, estar en su sitio o comulgar con los fieles.
Insisto sobre el tema para llamar la atención... sobre el problema. No para molestar. Y si vuelvo a la carga, lo hago después de conocer una noticia sobre la Ofrenda de Flores. No sabía que la organizaba una empresa por encargo del ayuntamiento, y ahora me entero que la actual corporación --que se declara no confesional y no asistirá por eso oficialmente a los actos religiosos como ha prometido-- lo hará mediante concurso al que podrán acudir otras empresas y sólo para crear empleo. ¿Así ya se puede repicar al menos aunque no se vaya a la procesión? ¿Se puede solo si la religión se convierte en una mercancía, si se vende, y si hay quien la compre y la utilice ya sea para hacer publicidad de un producto o propaganda populista? ¿Se puede si además se crean doce puestos de trabajo temporal? ¿Se puede pagar con dinero público la colaboración, aunque se trate de un acto religioso, solo porque se hace para que vayan y sea rentable y en modo alguno para que crean los participantes en el "evento"? ¿Es eso lo que piensan los laicistas?
Pero esto sería confundir la plaza del mercado donde todo vale si tiene precio, con el foro de las ideas que no se venden. Me gustaría saber si comparten o no la opinión de Demetrio, quien sublevó a los plateros en Éfeso hace dos milenios contra Pablo (Act. 19,23-24). La misma que el presidente de los hosteleros en Monzón hace unos años --quien se opuso al párroco que se negaba a dar la comunión a los niños que la pedían como pretexto para conseguir algo más atractivo-- alegando que "era un peligro contra nuestra industria". No se cabreen, solo les pido una respuesta. Es solo un capricho. Aunque no soy una cabra, eso creo. Y menos todavía una oveja.

1-9-2015

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