HACIENDO PUCHEROS
Me gusta ir
al pueblo, ponerme a remojo en la piscina, salir a la fresca, ver
crecer al maíz en silencio, y sobre todo amasar y modelar el barro.
Esculpir la piedra o tallar la madera es como sacar lo que sobra y
descubrir lo que hay dentro: la figura, que puede ser San Antón o la
Purísima Concepción, nunca se sabe. Pero modelar es dar forma a
toda la masa que está en nuestras manos. El alfarero sabe lo que
quiere hacer, lo que tiene en la cabeza, aunque nunca sale de sus
manos el puchero ideal, y así se pasa haciendo pucheros toda la
vida. Como yo todo el verano. Como les pasa a los políticos cuando
tienen que negociar con la realidad las mejores ideas. Porque la
masa es manejable hasta cierto punto, el barro tiene impurezas y el
horno a veces no está para bollos.
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