martes, 18 de agosto de 2015

DESDE MI VENTANA



HACIENDO PUCHEROS 

Me gusta ir al pueblo, ponerme a remojo en la piscina, salir a la fresca, ver crecer al maíz en silencio, y sobre todo amasar y modelar el barro.

Esculpir la piedra o tallar la madera es como sacar lo que sobra y descubrir lo que hay dentro: la figura, que puede ser San Antón o la Purísima Concepción, nunca se sabe. Pero modelar es dar forma a toda la masa que está en nuestras manos. El alfarero sabe lo que quiere hacer, lo que tiene en la cabeza, aunque nunca sale de sus manos el puchero ideal, y así se pasa haciendo pucheros toda la vida. Como yo todo el verano. Como les pasa a los políticos cuando tienen que negociar con la realidad las mejores ideas. Porque la masa es manejable hasta cierto punto, el barro tiene impurezas y el horno a veces no está para bollos.

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