Tengo sobre
la mesilla de noche un libro que guarda silencio cuando duermo,
escucho a otros o ando metido en otras ocupaciones. Allí estaba como
Lázaro en su tumba,
lo he abierto y ha comenzado a hablar. Al
cerrarlo, ha caído la nota de la librería de Innsbruck donde lo
compré hace medio siglo . En el anverso figura el título,el precio
y la fecha de adquisición y al pie: “Gracias por su compra”. Y
en el reverso un pensamiento: “Los buenos libros son con frecuencia
mejores amigos que los hombres, ya que hablan solo si queremos y
callan cuando tenemos algo mejor que hacer. Siempre dan y nunca
exigen” ( Freiherr von Münchhausen)
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