No des que hablar, da que pensar.
El que hablando da que hablar habla
demasiado.
El que habla demasiado no da la
palabra, la quita.
El que habla demasiado es un
deslenguado, provoca y no convoca, no escucha y se queda solo: la
caga.
La verborrea es pura diarrea mental, una incontinencia de la
lengua.
El deslenguado es incapaz de morderse
la lengua....y de estirar las orejas. No escucha.
El que solo da que hablar, habla
solo..... a ser posible en presencia de muchos -en público- pero con nadie.
Es un tema de conversación, no una
persona con la que se pueda hablar. La gente habla de él y sobre él pero no
con él.
Una cosa es hablar y otra dar trigo. El
que da trigo da que pensar aunque no dé mucho que hablar.
El que da trigo y habla poco, cuando
habla dice mucho: tiene palabras de vida.
El que da que hablar sin hablar las
mata callando, si no da trigo.
El silencio vale lo que pesa, lo que
dice y lo que hace uno por lo otros y a los otros.
El pan de vida y la palabra de vida son
el pan y la palabra que se comparten entre compañeros.
La palabra viene del silencio y se
recoge en silencio. Como la vida misma.
La muerte nos hace hablar y la vida nos
hace callar.
¿Es la muerte la palabra de la vida y el silencio más elocuente?
¿Es la vida el silencio de la muerte y la muerte la palabra más cierta?
Quizás:
Si la muerte es desvivirse y desvivirse
es vivir, todo queda dicho y acallado.
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