miércoles, 29 de abril de 2015

DESDE MI VENTANA, 33


MI PALABRA ES LA LEY


El trato es un juego en el que las partes buscan cada una salir ganando. Como todos los juegos,éste está sometido a unas reglas. Y se cierra con un contrato.

 El acuerdo entre las partes vale mientras no se demuestre que hubo trampas a juicio de un juez imparcial que no entre en el juego ni defienda el interés de parte sino de ambas partes y aún de todos los que quieran jugar; es decir, que defienda las reglas constitutivas de la institución y por tanto el juego que a todos interesa. En aquel tiempo, el contrato se cerraba con un apretón de manos y la palabra dada. Hoy la palabra no vale nada sin la escritura firmada ante notario. ¿Como fiarse de los políticos que nos piden el voto a cambio de su palabra si la palabra de los españoles  en otros negocios tampoco vale nada?


 

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