NO HAY JUSTICIA POR
AHORA
Como todos los años el
Justicia de Aragón, que lo es hoy en funciones Fernando García
Vicente, ha presidido la ofrenda de flores a quien lo fuera hace
siglos: a Juan de Lanuza el Mozo, ejecutado a los tres meses de su
promoción ( el 20-12-1591) en la plaza del Mercado de Zaragoza, por
orden de Felipe II de Castilla y I de Aragón, por haber levantado
la voz y algo más en defensa de las libertades de los aragoneses.
Agotado su mandato el pasado mes de marzo, que no su paciencia,
García Vicente sigue a pesar de sus quejas con tal de defender las
nuestras.
Y es por eso que se demora en el cargo hasta que se
pongan de acuerdo para elegir a otro quienes le eligieron; es decir,
más o menos los mismos y por supuesto los diputados que salgan de
las urnas en las próximas elecciones de la Comunidad Autónoma,
según recientes declaraciones a la Prensa de la Junta de Portavoces
para el caso. De todos modos, poco importa un año más después de
tantos.
Después de entregar el
informe anual de la institución correspondiente a 2014 al actual
presidente de las Cortes de Aragón, José Ángel Biel, ha declarado
García Vicente que “ha sido un honor [para él, obviamente] ser
Justicia de Aragón durante 16 años”. Añadiendo a continuación
que no es tan fácil como parece “sobre todo cuando te toca
controlar a las personas que te eligieron”, lo que es sin duda
otra obviedad. Como lo es lo que dice seguidamente al destacar que
“los partidos políticos al principio suelen recibir con mucho
interés las quejas y proposiciones pero con el paso del tiempo
algunos se cansan de recibirlas” . De acuerdo. Lo que no entiendo
es que no supiera donde se metía, ¡claro que no es tan fácil!
¿Cómo puede ser fácil controlar a los que te eligen? Lo que no se
comprende es que no lo supiera antes de entrar y que aguantara tanto
en dicha institución.
Compartimos también lo
que ha dicho otras veces, sus quejas, y que pida que algunas de sus
“recomendaciones y sugerencias sean vinculantes” para defender
las nuestras contra una Administración que no sabe, que se llama
andana, y que parece díscola si no arbitraria cuando no responde.
No todo tiene que judicializarse, por supuesto, pero el defensor del
pueblo no sirve para nada y los ciudadanos que acuden a él están
indefensos si todo depende de una mera sugerencia o recomendación.
O si la alternativa al silencio de la Administración es solo
pleitear contra ella y eso todo lo que recomienda.
No me hago ilusiones y,
como ciudadano de a pie, me importa poco quién sea el Justicia
después de las elecciones. Hay personas valiosas, honestas,
preparadas y de buena voluntad para hacerse cargo de esa carga en
Aragón. Y por lo que a mí respecta puede seguir el mismo que
está en funciones, no creo que sea mejor el que venga después con
menos experiencia. No confío en la institución, ni en quienes la
ocupan si no la cambian. Tampoco en el apoyo de los partidos
políticos y en quienes tienen otras ocupaciones más interesantes o
mejores colocaciones en el estado de bienestar. No confío en quienes
eligen a sus controladores. Ni en los controladores que tienen tanto
que aguantar y algo que perder: en los que se quejan y, quejándose,
siguen en los puestos. Mientras los partidos que gobiernan en las
instituciones públicas decidan quien ha de ser el defensor del
pueblo, el Justicia -o como se llame- será juez y parte o mediador
interesado en la negociación. Por tanto si en algún caso se
requiere la participación de los ciudadanos en la elección de un
cargo público es en este del Justicia.
Desconfío del poder,
que hace siempre todo lo que puede y solo se detiene ante un poder
igual o superior. Que no repara ni se para ante prédicas morales,
como hizo Herodes ante el Bautista. Reconozco , no obstante, que
la fuerza moral es superior a la fuerza bruta: el que la tiene
-bendito sea- domina su poder y no rebla ante el poder de los otros.
Pero sucumbe si el de los otros, los muy brutos, sigue siendo
superior. El Bautista no rebló, y le costó la cabeza. Me pregunto
qué puede la razón contra el poder, la fuerza moral contra la
fuerza bruta. ¿Nada? Y sin embargo vemos que los que tienen el
poder quieren tener además la razón. ¿Por qué será? Sin duda
para aumentar su poder. Contra la fuerza que es la razón del poder
y solo por eso quiere tenerla – comprarla o que se la den aunque no
la tenga-, la opinión deliberada, defendida y publicada por los
ciudadanos es el poder de la razón. Una poderosa razón, principio
y fundamento de la democracia. El Justicia tendrá que esperar. Que
sea al menos para bien de todos los ciudadanos de este país.
Jossé Bada
20-2-2015
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