¡FELIZ AÑO
NUEVO!
Si las
expetativas fueran mejores podríamos prescindir de la paciencia
para subir la cuesta de enero y las que vendrán después.
Pero hay
lo que hay, y para subir la cuesta quiero yo el burro que para
bajarla yo me la subo. Por eso todos necesitamos de la paciencia que
es la esperanza con los pies en tierra. Vale. Pero si hay que hacer
recortes, háganse por las ramas, donde comen y cantan los pájaros,
y no por las raíces donde trabaja en silencio la esperanza. La
paciencia tiene un límite. Y es preferible morir de hambre que
matar por sobrecarga al burrito que nos lleva. Es lo que pienso para
comenzar. ¡FELIZ AÑO NUEVO!
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