LA REVOLUCIÓN DE FRANCISCO
Chupó el
extremo de una cuerda y la enrolló de abajo arriba en la superficie
cónica de una cosa y, sujetando el otro extremo con la derecha, la
arrojó al suelo.
El niño le echó la cuerda y la elevó con ella
a la altura de los ojos para soltarla de nuevo... La galdrufa
siguió bailando: "Es el salto del ángel", me dijo. Salir
de Roma para ir por el mundo girando siempre sobre sí mismo fue una
revolución. Salir del Vaticano girando alrededor de los otros
aunque sea dando tumbos por el mundo es la revolución de Francisco.
Nada que ver con la otra y menos con la galdrufa.
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