jueves, 28 de agosto de 2014

CLIMA DE CORRUPCIÓN

FIAT JUSTITIA

En este país la corrupción ha llegado a ser el tema,¡ya vale!, cuando debiera ser el problema. No el único, por supuesto, pero sí uno de los más importantes y apremiantes y desde luego insoluble como tema de conversación, de murmuración, de irritación popular o de polémica partidista: "Y tú más", y ahí se queda. Porque es irreductible a simple noticia, información, escándalo o negocio de los medios de comunicación social en un mundo enredado virtualmente donde escasea la virtud y el coraje para resolver nada y sobra el tiempo para comentarlo todo. En el que faltan los jueces de verdad y sobran los tertulianos responsables, donde aquellos se demoran y éstos se precipitan: en el que los que saben no hablan y los que hablan no escuchan. Donde los imputados sacan pecho, los aforados no dan la cara y hay más audiencias... en la radio que en los tribunales de justicia.



Que las cosas se digan cuando suceden es bueno. Pero que no suceda nada cuando se dicen, sólo puede significar: que en este país se puede calumniar impunemente a cualquier político porque todos son iguales como se presume -lo que no es cierto, no da igual J. Pujol que E. Lluch- o que los más iguales -los políticos de clase- pueden permitirse impunemente meter mano -qué digo mano, ¡las dos manos! - en lo que es del pueblo y en nuestros bolsillos si es cierto que Hacienda somos todos. En ambos casos se trataría de un pésimo síntoma de enfermedad de la democracia y, en el segundo - que es lo que sucede hasta en las "mejores familias" de la burguesía tan honorable como re-putada - del síntoma más seguro de la peor enfermedad.

La democracia real no es perfecta y, si es perfecta , no existe en ninguna parte, es una idea: como la estrella que se mira y no se toca, la que nos guía. Pero a muchos nos gustaría vivir al menos en una democracia con aspiraciones, en camino, progresista y no en retroceso. La democracia es un estado abierto y, en tal sentido, más que un estado un proceso y una transición a más democracia. Lamentablemente, y volviendo al problema que nos duele, comprobamos que después de la transición a la democracia, después de los primeros pasos, hemos ido a peor en los últimos años y se ha producido en los partidos políticos una selección perversa. Los mismos que trajeron la democracia a España no la dejaron entrar en su casa. En todos los partidos se prefiere la disciplina a la crítica, la consigna al diálogo, y al final cuentan los votos más que las palabras que también se venden. Reducido el diálogo a la retórica, a la propaganda y a la publicidad, los partidos políticos siempre están en campaña. En la campaña la corrupción no es un problema si no se sabe y si se sabe es solo un tema, a no ser que se trate de los otros porque entonces sí es el problema, el de toda España, pero nunca si se trata de los nuestros.

Lo que ha pasado recientemente este verano, lo que hemos sabido de Pujol, no es un tema de familia como quiere otro "Honorable" en activo, sino un problema como otros de la misma especie. No es un hecho extraordinario, lo extraño acaso es que se sepa en agosto. Pero estamos ya tan acostumbrados a que llueva sobre mojado que no debería extrañarnos . Porque esa es la pena: el clima insoportable y no la pedregada, que la cosa siga y aquí no escampe. ¿Hasta cuando habrá que esperar?

Seamos realistas. No se puede pedir peras al olmo, pero se puede arrancar un olmo y plantar un peral. O muchos si es necesario, aunque esto lleva su tiempo. La política es el arte de lo posible, no la artimaña. Ni el chantaje de la realidad. No vale decir, la realidad es la que es y aunque no me gusta , pues eso, que me quedo en ella y con ella. No, el que no sepa o no pueda cambiar la realidad que se vaya. Si la realidad es la que es y no hay remedio, si no puede ser mejor o menos mala, ¿para que sirven los políticos?
La máxima de una ética política no es "que se haga justicia aunque el mundo se hunda". Porque si el mundo se hunde ya no habrá justicia para nadie: muerto el perro se acabó la rabia. El imperativo categórico no es hoy acabar con el mundo porque es injusto, sino sacar al mundo de un clima de injusticia establecida como régimen pese a quien pese y aproximar la realidad a un mundo mejor, paso a paso, resueltamente, con determinación. Necesitamos políticos honestos y responsables, los que solo quieren ser honestos que se abstengan -o que recen, puede que así salven el alma - y los corruptos y desalmados -que no se irán- habrá que echarlos. Necesitamos salir de este clima de corrupción y cargar con sus consecuencias, avanzar por el buen camino con los pies en tierra. Y aprender de los errores. Y pagar por ellos. No basta con pedir perdón.

José Bada
18-8-20014

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