viernes, 18 de julio de 2014

PEnSADILLAS ,9


A propósito de la regeneración política


-Se es bueno porque sí, gratuitamente,  y malo por muchas razones....de la razón instrumental, que es una puta

-Si la buena voluntad pudiera producirse, todos seríamos buenos sin ninguna gracia.

-Es decir, en el supuesto de que el artífice supiera y quisiera hacernos sin contar con nosotros.

-Pero la buena voluntad, lo único bueno así en la tierra como el cielo, no se fabrica.

-Como eso no es posible, ser bueno es una gracia por la gracia de quien nos hizo libres...y responsables.

-Hay que desear que todos sean buenos y dar ejemplo. Pero hay que gobernar a pobres diablos con leyes que se cumplan y para eso no basta que sean justas, es preciso que convengan a todos y que la mayoría, que ya es decir, así lo entienda..

-La política no es una técnica, aunque también; la política es el arte de lo posible, y pertenece a la filosofía práctica. Y antes que expertos, para gobernar, se necesitan personas honestas y prudentes.

-Hacer la vida no es hacer cualquier cosa, es hacerse persona. Es vivir y gobernarse a sí mismo, como hombre libre y responsable.

-El que no sabe gobernarse a sí mismo, no puede gobernar  bien a los demás.

-El que solo sabe hacer cosas es un mandando, que acabará mandando en provecho propio.

-Sin buenas personas no hay salida. Pero la crisis moral no se supera apelando solo  a la buena voluntad  para  salir de la crisis económica o de  cualquier otra. Se es bueno porque sí, y la buena voluntad es muy digna: es un fin en si misma y nunca un medio.

 -En el mundo de la política importa más la justicia que podemos hacer. Los políticos deberían  hablar más de ella - y practicarla, claro-  y predicar menos, si quieren que los ciudadanos  entiendan lo que les conviene  y a todos nos  conviene: ser ciudadanos justos y solidarios.

- Todos somos unos pobres diablos y en general hacemos lo que nos conviene, si al menos fuéramos inteligentes...Pero no todos lo somos, y los políticos en ejercicio son la prueba.

- Apelar a la regeneración moral cuando interesa a la política o a la economia,  no levanta la moral de los ciudadanos: la deprime. Lo que hay  que hacer son buenas leyes y practicarlas.  Todos, empezando por quienes las hacen.











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