jueves, 20 de marzo de 2014

METANOIA

Cambio de mentalidad
 

Después de un año de la elección del Papa, celebro que Francisco siga caminando. No todos comparten sus ideas, yo tampoco, pero eso no quita para seguir el mismo camino.




Todas la instituciones establecidas  están ahí como los edificios, porque lo suyo es estar. Los  hombres pasan; pero las instituciones quedan mientras haya quien las habite, como los prejuicios y las costumbres que protegen de la intemperie a quienes   temen la libertad. Algunas se reforman  para no cambiar o cambian los muebles para renovarse, pero siguen siendo inmuebles...reformados,  como los albergues  convertidos en paradores y las casas de pueblo   en casas rurales. Por más que se reformen estas viejas instituciones apenas sirven a la vida que se hace al andar.

Distanciados de la naturaleza, desterrados, vivir  es hoy para nosotros en general viajar: salir o caminar con una planta de los pies en tierra y otra en el aire hacia lo desconocido. O también, por desgracia,  dejarse llevar por otros sobre ruedas como paquete  no por nada sino para consumir todo lo que queda del pasado  hasta la simiente de la última cosecha. Vivir es  salir de uno mismo para desvivirse con otros y por otros, o sobrevivir simplemente muriendo hasta acabar con todo. Salir  para entrar en la historia como actor responsable, o dejarse llevar  sin salir de sí mismo como un  muerto viviente.  

Fundar un mundo nuevo sería  fundar nuevas instituciones. Pero hoy el reto no es estar y acomodarse en otro mundo, sino  entrar en la historia para vivir en ella   responsablemente en cada situación. Es andar sin detenerse en los hechos consumados: porque "la realidad es la que es", como dicen los  conservadores  que se enrocan en ella "aunque no les guste" (!) Ni  salirse volando por las ramas  como algunos progresistas de salón. No es cargar con el pasado  para que siga lo que ya fue, sino salir de él para que  sea lo que pudo haber sido: una justicia pendiente todavía   para las victimas que se quedaron en la cuneta y una paz para todos salvando las diferencias, que "para eso hemos sido esperados sobre la tierra" (W. Benjamín)

  La institución  de la Iglesia, como todas, es de este mundo. No es por supuesto el Reino de Dios, nunca lo ha sido,ni siquiera la cristiandad que  hace a los cristianos -una virtud- sino acaso la que hizo y la que hace que dejen de serlo: un régimen. La iglesia en cambio como acontecimiento,  la iglesia viva, se entiende a sí misma como reunión  de los que responden a la convocatoria del Evangelio. O  constitución  de un pueblo animado  solo por la fuerza del mensaje y del espíritu de Cristo  que sopla donde quiere.  Para esa iglesia, el Evangelio no se impone ni se vende: se da libremente y se acepta libremente.

Su fe  no  es fe en la fe, que eso es fanatismo.  Y  si eso fuera valdría igual que otra  para  salir de dudas y estar al abrigo de cualquier decisión. Los crédulos necesitan creer, sin duda alguna, y se arriman al sol que más calienta.  Y los "clérigos"  de cualquier institución,  escuela, partido  o   profesionales, funcionarios, maestros  o administradores de todas las "iglesias" establecidas, necesitan  parroquianos o clientes  para llenarlas.

Pero los creyentes  necesitan  coraje.   Y los ciudadanos también.  Y un cambio de mentalidad  para  afrontar el futuro, porque la paciencia de soportar el pasado tiene un límite  y así -perdida toda esperanza - no se avanza.   Y eso , más que ir, es desandar, reducir el horizonte y regresar al agujero de donde salimos.

  Solo si salimos todos    nos encontraremos  en camino salvando las diferencias en busca de una verdad, la Verdad, que nadie tiene en el bolsillo. Y veremos caer poco a poco de una en una - aunque  el proceso de aprendizaje sea muy lento -  las fronteras físicas y mentales que nos separan, a la par que se despeja  y se abre el horizonte que a todos nos comprende.

Los griegos llamaban "metanoia" al cambio de mentalidad, una palabra que en la biblia latina se tradujo por "penitencia"  o  "conversión", mejor, aunque en ambos casos  se ha perdido en la traducción lo que me interesa  subrayar. La mentalidad es el modo de pensar y sentir, la manera de ser, la forma que  determina  y afecta a cuanto recibimos del exterior.  En este sentido  Adorno se refirió a la "personalidad autoritaria" que predispone al individuo a aceptar y adoptar creencias  y a rechazar  a todos y a todo cuanto las contradiga. Como decían los escolásticos, "todo lo que se recibe es recibido según la forma del recipiente". Una mentalidad autoritaria convierte lo que piensa en conceptos indiscutibles, cerrados y rotundos como el puño; mientras que una mentalidad abierta  es tolerante, escucha a los demás y tiende la mano  a todo el que quiera escucharle. Lo difícil no es cambiar las ideas, lo difícil es cambiar la mentalidad.

Después de un año de la elección del Papa, celebro que Francisco siga caminando. No todos comparten sus ideas, yo tampoco, pero eso no quita para seguir el mismo camino.

José Bada
18.3.2014





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