martes, 16 de julio de 2013

LA ANTIGÜEDAD NO ES UN MÉRITO



            Reconozcamos que no todo fue perfecto  en la Transición, ni trigo limpio. Pero  después -y  en especial a partir de mediados de los ochenta -se produjo  en los partidos una  evolución a la baja   y  una selección perversa  de los que harían de la política su profesión.   Estos  supervivientes  y  “supersedentes” en el sillón,   más  fieles a la devoción que a la obligación que  comporta  el cargo político, son   “profesionales” cuya antigüedad  se reconoce y se premia por otros dignatarios de mayor rango y no menor antigüedad  en la empresa u organización del Estado. 


¿No  hemos  leído recientemente en  los periódicos que el  Gobierno  de  Aragón ha homenajeado   a los  nueve  alcaldes  más  veteranos    de este país  después de 1979? Pues eso y en eso es en lo que estoy pensando, pero  que nadie se confunda:   que no es en ellos personalmente, pues no los conozco  y por tanto en absoluto  quiero juzgarlos. Al contrario,  lamento sinceramente  que  sean otros  de sobra conocidos desde hace tiempo y desde la máxima autoridad que ostentan aquí, en Aragón,  los  que hayan  expuesto a la vergüenza púbica como presuntos “profesionales”  y representantes típicos  de una clase política desprestigiada y venida   a menos  en todas las encuestas. Si ese es el  mérito, el  único mérito por el que se homenajea a dichos alcaldes, la Presidenta del Gobierno, la Sra. Rudi,  y el Sr.Biel, que no lo es menos, deberían saber que  la antigüedad en la política es  hoy más bien un desprestigio  y una sospecha  en cualquier caso. Y  que el bastón de mando honorífico con el que les han galardonado  en el marco incomparable de un  banco de Zaragoza no es más que la caña del Eccehomo de Borja, un escarnio  y un esperpento que ha puesto otra vez en el mapa  a esta tierra de nuestros pecados donde  no faltan virtudes que brillan  no obstante por su  ausencia  en  el gran teatro del mundo  y en la así llamada ”sociedad civil” que tampoco  se   entera.  Que se premie la antigüedad de unos alcaldes  solo por eso, es tan absurdo como criticar a todos los políticos solo por ser políticos. Pues no todos son iguales.  No es la representación  lo que importa en la política sino  el servicio  público a la sociedad y a los ciudadanos. En eso deberíamos pensar los electores  cuando elegimos a los gobernantes y criticamos a los políticos. Sin prejuicios y con mucha responsabilidad .

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