sábado, 15 de junio de 2013

SITUACIÓN LÍMITE

 

En otoño de 1969, tres curas aragoneses se introducen de forma clandestina en Colombia para unirse a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional. Domingo Laín, José Antonio Jiménez y  Manuel Pérez (de izquierda a derecha en la foto adjunta) siguieron  el ejemplo de Camilo Torres, cuya máxima era amar eficazmente al prójimo. Ayer por la tarde, en el Centro Cívico de Delicias (Zaragoza) se presentó un documental sobre  su vida. Los tres han muerto. Sus compañeros de acá, no los juzgaron entonces, y quienes sobreviven hoy respetan y guardan su memoria como se guarda la buena simiente.  Es verdad que la situación no es la misma aquí y ahora que allí y entonces. Es difícil justificar la violencia o bendecirla, pero hay situaciones históricas en las que se necesita tanto el valor del soldado como la virtud del santo. Y ninguna en la que se justifique bendecir una cruzada para defender a Dios, que Dios no lo necesita.  En todo caso  lo que importa es sembrar, aunque sean unos los que siembran con dolor y otros los que cosechen con alegría. Recuperar la memoria y honrar a quienes nos precedieron en la fe, no es celebrar y representar las gestas del pasado: no es hacer comedias, ni escribir novelas históricas, ni visitar museos... Que todo eso es degustar la historia, o venderla para el consumo. Como  tocar el bombo en Calanda  y disparar arcabuces en los fosos de la Aljafería para conmemorar los Sitios de Zaragoza. Los figurantes no practican. Solo los ciudadanos que siembran están en la historia, y en la buena historia si la simiente es buena. En todo eso pensaba cuando salí ayer, a las nueve y media de la tarde,  del Centro Cívico de Delicias. Esta mañana he encontrado entre mis papeles un recorte de El Heraldo (25.2.1970)  que adjunto.
 




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