viernes, 21 de junio de 2013

Obama y la Puerta de Brandeburgo

Políticamente hablando

En el fondo de la canasta donde dejamos la ropa sucia, he hallado recientemente una bolsa de correos usada con el membrete de quien la envió y la pertinente etiqueta con mi dirección postal. Noté al sacarla que pesaba mucho y me pregunté qué diablos sería aquello, pero leí enseguida una nota sobre la cubierta: "En Noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín. En la primavera de 1990 estuvimos recorriendo el circuito del Muro con Lisa Sotelo y cogimos estos dos fragmentos". Y allí estaban, en efecto, como realidad tangible de lo que fue, los restos del Muro que nunca debió haber sido. 


Y me acordé , cómo no, de la visita que hicimos a Berlín, de Ignacio Sotelo que allí sigue, y de Lisa su compañera que también y de la mía que me ha dejado hace unos meses. Recordé a los que vendían a los turistas las gorras de los Stasi -la policía de la DDR- que no compramos, y a quienes alquilamos en la Puerta de Brandeburgo la mazeta y el cortafríos para arrancar los pedazos del Muro. Llegamos a Berlín cuando la historia había pasado: a misas dichas, como tantos otros ciudadanos europeos occidentales. Nos llevamos un"souvenir" como turistas, y si quieren una reliquia como fieles no practicantes. Porque las hostias -todo hay que decirlo- ya se las habían llevado otros.

Los fragmentos que hallé en el fondo de la canasta de la ropa sucia, estaban envueltos con unas hojas de periódico que resultaron ser de El País (2.9.1990) Vi reproducida en una página la imagen de George Bush televisada durante la crisis del Golfo y otra de Saddam Hussein con un grupo de rehenes. Y debajo de ambas, leí un comentario de la situación pre-bélica con el título: "La guerra de las conciencias", y el subtitulo:"Los medios informativos y los gobiernos de Bagdad y Washington, en plena batalla para ganarse el favor de la opinión pública mundial".

Pensé inmediatamente que los hechos históricos se producen siempre en un contexto y que el contexto de los hechos en la historia universal - a la que hemos llegado después de todas las historias particulares - es hoy cada vez más la opinión pública mundial. Los medios de comunicación no informan solo de lo que pasa, sino que influyen en esa opinión pública y participan así en los hechos que relatan.

Pero después de abrir la bolsa y hojear los papeles que envolvían su contenido puro y duro:los fragmentos, leí un anuncio de viajes en la última página: "Elige tu destino", y
debajo del eslogan una lata de Schweppes y la lista de cuantos consumidores habían sido premiados por esa marca en un sorteo con un viaje turístico a elegir con su pareja: Praga, Berlín, Estambul...
¿Puede uno elegir fuera del sistema? ¿podemos todos elegir nuestro destino? ¿Qué es lo que se lleva? ¿Es cierto que vamos o nos llevan? Porque hay quien cree que todas las crisis son cíclicas y dice que ya vendrá el verano, y otros que eso pasa en la naturaleza pero en la historia nada se repite. Solo estos esperan contra toda esperanza.


¿Es posible otro mundo? ¿Acaso Obama sí que puede? ¿puede abatir otros muros invisibles y hacer que la Puerta de Brandeburgo sea realmente una puerta inútil; es decir abierta siempre y a todos, y por tanto como un arco de triunfo, hermoso, erigido a la la Paz y a la Justicia sin fronteras como ha dicho allí mismo recientemente y en inglés para que le entiendan incluso los que no son alemanes , y es eso lo que quiere Barack sin duda alguna y probablemente, quizás, la señora A. Merkel y otros señores igualmente humnos como Vladímir Putin?

Sumido en la miseria con tantas preguntas de golpe, dejé de pensar en la Historia y me acordé de otra chica y manejable en la que pudiera reparar mis errores del pasado y elegir más o menos el destino que me queda en el mundo de la vida.

El hombre es él y sus circunstancias, como decía Ortega, o su contexto como yo digo.Y aunque nadie está aquí, en su mundo, si no está abierto desde aquí al mundo entero, ni se hace cargo de nada si lo deja todo en el fondo donde se guarda la ropa sucia..., pensé con mi cabeza que es cuestión de prioridades y que lo mejor sería entonces ocuparse cada uno de aquello en lo que está metido inmediatamente.

Y al pensar en ello, dejé de hacerlo en el Muro, en Obama, en Merkel, en Rajoy en todo lo que no comprendo. Y me dije que cuando el pasado dura sin que nada cambie, recordar ya no es traerlo al corazón si hay que cambiarlo: es traerlo a las manos. Y hacer lo que se puede, es todo lo que se debe. Y que solo esto es lo correcto, políticamente hablando.


José Bada
21.6.2013

















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