"La-pao"
sea con vosotros
Hace
unos días me reuní a cenar con unos amigos de las comarcas
orientales de Aragón ; ya saben, con aragoneses cuya lengua
vernácula no es la castellana, ni la polaca, sino esa que no tiene
nombre reconocido por el Gobierno . Y como yo también la hablo y en
ella aprendí a hablar y a escuchar por vez primera, les dije "clar
i català" para saludarles: "La pau sigue amb vosaltres"
Y os juro que me entendieron. Y hasta celebraron la ocurrencia, no
obstante sonar a sus oídos la-pau como Lapao y ésta como la
guerra en las actuales circunstancias.
Solo
la incompetencia lingüística y política ha podido acabar con
una ley de mínimos que no imponía nada a nadie y defendía solo
los derechos lingüísticos de los aragoneses. Con tal de lucir el
típico cachirulo -bien atado, eso sí- y alardear de ello contra el
sentido común y el "seny" en particular, los que gobiernan
aquí no solo ha puesto a Aragón en el mapa sino que lo ha
expuesto a la vergüenza pública en general. Se han dado a conocer
para que el mundo sepa quien manda en Aragón y que ellos no
reblan: que Tarazona no recula aunque lo mande la bula, que el Pilar
aguanta en el charco y sus aledaños como árbol plantado en la
ribera. Y que el baturro de cuerpo entero -¡qué se han creído!-
no se aparta de su camino pase lo que pase: ya sea el tren, el
francés, la ilustración o la academia... Lapao es para ellos
efectivamente venganza y guerra contra lo que consideran una invasión
catalana. Pero si pasa lo que no tenía que pasar y les pilla el
tren, digo yo que se atengan a las consecuencias.
Tanta
incompetencia se explica si del PAR se trata, porque es impar aunque
sea de acá; pero no menos si se trata de los populares de allá (de
Ripoll) o de más abajo y, en todo caso, de españoles sin fronteras
ni mesura. Unos y otros aman España pero no la comprenden, creen
que Aragón es un barranco entre Castilla y Cataluña y no la costura
de las Españas. No entienden que en la Franja se salvan las
diferencias y se sienta la costura de España, ignoran que ésta no
es una túnica inconsutil ni un desgarro necesario en continua
confrontación. Son unos bordes. Pero si estos no lo impiden, los
vecinos de uno y otro lado se entenderán como siempre se han
entendido y harán un bordado salvando las diferencias donde ellos
quieren hacer un descosido. Porque ese es el destino histórico y el
valor local añadido a ese pedazo de tierra. Desde los tiempos de
Marcial que fue a Roma y envió sus libros a la "alta
Bílbilis" - su patria chica, donde tenía casa- España ha
salido por el Ebro al mar nuestro de cada día y la cultura latina ha
penetrado en Iberia remontando el río que le dio su nombre.
Si
los políticos impiden la mediación de la Franja sin remedio, los
aragoneses cuya lengua niegan no se la morderán y se buscarán la
vida y la libertad donde haya leyes antes que reyes efectivamente.
Porque en eso sí, en el amor a la libertad son expertos aquellos
aragoneses viejos que, asentados en la tierra que heredaron,
quisieron tener reyes, sí, pero no por encima de la ley sino ésta
cerca y aquellos, si absolutos, lo más lejos posible. Pues si ha de
ser solo para cobrar impuestos e imponer su voluntad: "Rei
tingam i no lo conegam", como dicen en mi pueblo.
Constituido
el primer gobierno democrático de Aragón, me hice cargo de la
política lingüística con tanto éxito que ya en 1986 la TVE de
Aragón me concedió el limón de los Valeros. Les dí las gracias en
catalán, y uno que era entonces Director en mi Departamento me
sirvió de intérprete en aquella ceremonia bufa celebrada en el
Casino de Montes Blancos. Pero no voy a entretenerme ahora contando
batallitas. Recordaré solamente que en enero de 1984 reuní en
Mequienza a los alcaldes de la Franja y después de la famosa
Declaració, en septiembre del mismo año, comenzamos las
clases optativas de catalán con la ayuda inestimable de la
Generalitat que nos facilitó los primeros maestros en comisión de
servicio. El primer curso comenzó en 12 centros y se impartió a 800
alumnos, actualmente se enseña catalán a 4.000 alumnos en 45
pueblos.
No seré yo
quien reclame hoy un premio naranja por lo que hice hace la friolera
de casi tres décadas. En este país surrealista me siento de sobras
recompensado con el trofeo que me dieron enetonces. Pero quiero que
en mi tierra se reconoca por su nombre mi lengua y los derechos de
quienes la hablamos. También me gustaría mucho que Lapao de
Aragón y el "eccehomo" de Borja", dos notables
esperpentos que han dado que hablar a tantos, nos dieran a todos algo
más que pensar.
Zaragoza,
10.6.2013 José Bada
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