jueves, 13 de junio de 2013

LA "PAU" SEA CON VOSOTROS



"La-pao" sea con vosotros


Hace unos días me reuní a cenar con unos amigos de las comarcas orientales de Aragón ; ya saben, con aragoneses cuya lengua vernácula no es la castellana, ni la polaca, sino esa que no tiene nombre reconocido por el Gobierno . Y como yo también la hablo y en ella aprendí a hablar y a escuchar por vez primera, les dije "clar i català" para saludarles: "La pau sigue amb vosaltres" Y os juro que me entendieron. Y hasta celebraron la ocurrencia, no obstante sonar a sus oídos la-pau como Lapao y ésta como la guerra en las actuales circunstancias.

Solo la incompetencia lingüística y política ha podido acabar con una ley de mínimos que no imponía nada a nadie y defendía solo los derechos lingüísticos de los aragoneses. Con tal de lucir el típico cachirulo -bien atado, eso sí- y alardear de ello contra el sentido común y el "seny" en particular, los que gobiernan aquí no solo ha puesto a Aragón en el mapa sino que lo ha expuesto a la vergüenza pública en general. Se han dado a conocer para que el mundo sepa quien manda en Aragón y que ellos no reblan: que Tarazona no recula aunque lo mande la bula, que el Pilar aguanta en el charco y sus aledaños como árbol plantado en la ribera. Y que el baturro de cuerpo entero -¡qué se han creído!- no se aparta de su camino pase lo que pase: ya sea el tren, el francés, la ilustración o la academia... Lapao es para ellos efectivamente venganza y guerra contra lo que consideran una invasión catalana. Pero si pasa lo que no tenía que pasar y les pilla el tren, digo yo que se atengan a las consecuencias.

Tanta incompetencia se explica si del PAR se trata, porque es impar aunque sea de acá; pero no menos si se trata de los populares de allá (de Ripoll) o de más abajo y, en todo caso, de españoles sin fronteras ni mesura. Unos y otros aman España pero no la comprenden, creen que Aragón es un barranco entre Castilla y Cataluña y no la costura de las Españas. No entienden que en la Franja se salvan las diferencias y se sienta la costura de España, ignoran que ésta no es una túnica inconsutil ni un desgarro necesario en continua confrontación. Son unos bordes. Pero si estos no lo impiden, los vecinos de uno y otro lado se entenderán como siempre se han entendido y harán un bordado salvando las diferencias donde ellos quieren hacer un descosido. Porque ese es el destino histórico y el valor local añadido a ese pedazo de tierra. Desde los tiempos de Marcial que fue a Roma y envió sus libros a la "alta Bílbilis" - su patria chica, donde tenía casa- España ha salido por el Ebro al mar nuestro de cada día y la cultura latina ha penetrado en Iberia remontando el río que le dio su nombre.

Si los políticos impiden la mediación de la Franja sin remedio, los aragoneses cuya lengua niegan no se la morderán y se buscarán la vida y la libertad donde haya leyes antes que reyes efectivamente. Porque en eso sí, en el amor a la libertad son expertos aquellos aragoneses viejos que, asentados en la tierra que heredaron, quisieron tener reyes, sí, pero no por encima de la ley sino ésta cerca y aquellos, si absolutos, lo más lejos posible. Pues si ha de ser solo para cobrar impuestos e imponer su voluntad: "Rei tingam i no lo conegam", como dicen en mi pueblo.

Constituido el primer gobierno democrático de Aragón, me hice cargo de la política lingüística con tanto éxito que ya en 1986 la TVE de Aragón me concedió el limón de los Valeros. Les dí las gracias en catalán, y uno que era entonces Director en mi Departamento me sirvió de intérprete en aquella ceremonia bufa celebrada en el Casino de Montes Blancos. Pero no voy a entretenerme ahora contando batallitas. Recordaré solamente que en enero de 1984 reuní en Mequienza a los alcaldes de la Franja y después de la famosa Declaració, en septiembre del mismo año, comenzamos las clases optativas de catalán con la ayuda inestimable de la Generalitat que nos facilitó los primeros maestros en comisión de servicio. El primer curso comenzó en 12 centros y se impartió a 800 alumnos, actualmente se enseña catalán a 4.000 alumnos en 45 pueblos.

No seré yo quien reclame hoy un premio naranja por lo que hice hace la friolera de casi tres décadas. En este país surrealista me siento de sobras recompensado con el trofeo que me dieron enetonces. Pero quiero que en mi tierra se reconoca por su nombre mi lengua y los derechos de quienes la hablamos. También me gustaría mucho que Lapao de Aragón y el "eccehomo" de Borja", dos notables esperpentos que han dado que hablar a tantos, nos dieran a todos algo más que pensar.

Zaragoza, 10.6.2013 José Bada

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