martes, 30 de abril de 2013

TODAVÍA SE PUEDE


Hay crisis cuando el sistema establecido no funciona, la ciencia no sabe ni contesta, los expertos no controlan, los gobiernos no gobiernan, los hechos no responden a las expectativas y los resultados defraudan a la mayoría. Hay crisis cuando todos sabemos donde estamos, la inmensa mayoría no quiere estar en ese estado y nadie sabe a ciencia cierta cómo podemos salir. Solo entonces hay una auténtica crisis, que siempre es histórica y se presenta en una situación irrepetible.
 
 
Esa crisis no existe en la naturaleza, donde todo vuelve y se repone después de pasar lo que tenía que pasar a no ser que el hombre intervenga y la comprometa en su propia historia. Pues somos nosotros, como animales "enfermos" -no firmes o inacabados, inestables por tanto- los que ponemos enferma a la naturaleza, la sacamos de quicio y la llevamos donde no "quiere"; lo que es un decir, ya que no hay "historia natural" propiamente dicha y todo sucede en ella naturalmente. Por tanto en la naturaleza solo hay ciclos, pero no historia ni situaciones históricas irrepetibles.

Una auténtica crisis es una situación sin retorno, pero no sin salida. Metidos en ella nadie puede estar quieto como el tomate en la mata si quiere salir, ni quedarse a la espera de que amanezca o escampe. El que se comporta así no está a la altura de las circunstancias , ni se encuentra en la historia sino en la higuera o la deriva cual madero en la riada : no gobierna, ni va a ninguna parte y es solo como un objeto. En cambio el hombre que se hace cargo de la situación se encuentra consigo y con otros en la misma historia. Y desde la responsabilidad compartida, reunidos los actores de la historia, los sujetos, aunque no sepan cómo salir hacia el futuro, sabrán al menos a ciencia cierta que no pueden volver a las andadas y que tienen que apostar en la práctica por un mundo mejor. Estoy de acuerdo con lo que decía K.R.Popper: "Lo que puede traernos el futuro no lo sé , y a los que creen saberlo no les creo. Mi optimismo se refiere solamente a lo que puedo aprender del pasado y del presente: que muchas cosas son posibles todavía, buenas y malas; y que no tenemos ninguna razón para abandonar la esperanza y dejar de trabajar por un mundo mejor" ( en "Sentido de la historia", Munich 1967)

Que callen pues los expertos del sistema, los funcionarios del invento que no funciona y los economistas que solo saben ya - si es que han aprendido algo del pasado y del presente- que su ciencia no es exacta y siendo humana ni siquiera es objetiva como las ciencias naturales. La razón instrumental que utilizan las ciencias tampoco sabe de fines sino de medios, sabe solo cómo hacer lo que se puede si hay medios para hacer lo que se quiere. Pero lo que comanda en la historia para bien o para mal no son los medios sino los fines que se eligen, y la ciencia es incompetente para el caso. Por tanto no se puede esperar de ella nada decisivo para salir de la crisis, salvo la constatación de un error: que el sistema no funciona. Lo que no es poco, y más que suficiente para apostar contra el pasado por el futuro: contra los ídolos y sus profetas, contra todos los dioses de este mundo y los que se endiosan. Ya sea invocando al Otro -que no es de este mundo, si es el que viene- o como hombres que van marchando contra los ídolos hacia la libertad. Lo que significa movilizar la esperanza detenida por el miedo, desde una hipótesis solidaria con los pobres y aceptada por la mayoría con mucha moral, con mucha fe o coraje, y abierta a un mundo mejor. Porque sí se puede, y la historia no ha terminado.

Pero ninguna hipótesis del mejor de los mundos, por más que sea fundamental en la práctica y nada nuevo comience sin ella, puede verificarse definitivamente dentro de la historia. Y en esto se diferencia de una hipótesis científica. En cambio lo que sí podría suceder es que los hombres en una época posterior dejaran de intentarlo, abandonaran la experiencia en curso y perdieran la dignidad que les distingue como sujetos históricos. Lo que sería una falsificación de la hipótesis humanista, una catástrofe de la humanidad y la más poderosa razón que tenemos en el presente para comprometernos en la lucha por un mundo mejor que todavía es posible. Porque sí se puede, ¡pero hay que apostar! La historia no es un producto de consumo, ni un entretenimiento vanal. Es un juego muy serio.



José Bada

29.4.2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario