Cuando yo nací no
existía la Franja bajo ese nombre, ni del Ponent como
dicen en Cataluña ni del Oriente como decimos desde Aragón. Lo que
sí existía, obviamente, era una tierra aragonesa “apalabrada”
en catalán con todos sus productos: la “borraina”, que es como
la borraja común pero nos sabe distinto a los de esta tierra, lo
"timó" que huele mejor aquí que el tomillo castellano,
etc...Lo que existía era una tierra ventilada por el cierzo y
aventada por el "garbí" catalán que es como el bochorno
pero más fresco.
Una tierra abierta como el viento sin fronteras que canta en la Franja con otro acento, igual que el Ebro aguas abajo que va a parar al mar, naturalmente, y es el mejor camino para entrar en Iberia. Una tierra regada por el Cinca, que nace en Huesca, es generoso con Lleida y recibe las aguas del Segre antes de llegar a Mequinenza. Y por el Matarranya, que pocas veces impide el paso y , para salvarlo, todos los caminantes cuentan con la ayuda de Sant Cristòfol, que no pregunta a nadie de donde viene como se dice en La Almunia de la Virgen de Cabañas.
Una tierra abierta como el viento sin fronteras que canta en la Franja con otro acento, igual que el Ebro aguas abajo que va a parar al mar, naturalmente, y es el mejor camino para entrar en Iberia. Una tierra regada por el Cinca, que nace en Huesca, es generoso con Lleida y recibe las aguas del Segre antes de llegar a Mequinenza. Y por el Matarranya, que pocas veces impide el paso y , para salvarlo, todos los caminantes cuentan con la ayuda de Sant Cristòfol, que no pregunta a nadie de donde viene como se dice en La Almunia de la Virgen de Cabañas.
Cuando yo
nací en Favara todos los habitantes de la Franja Oriental
chapurreaban el castellano y hablaban catalán, excepto el cura, el
médico, el secretario, los maestros y la burguesía local que
lo tenía a menos. En 1974 escribía aún Richard Barret: “Los
notables hablan castellano, la
lengua oficial del país y la común a la clase culta española.
Incluso aquellas familias burguesas que residían permanentemente en
Benabarre hablaban castellano” Pero la lengua vernácula, la del
mundo de la vida en casa y a pie de calle, era la lengua catalana
en todos los pueblos de la Franja. Las
variantes locales que nos permitían distinguir “por el acento” a
los del pueblo vecino, nunca nos impidieron entender a cualquiera
que hablara catalán.
Nací de
madre aragonesa y de padre catalán, y me críe en una fonda.
Aprendí a leer en castellano en una escuela libertaria. Pero en la
fonda me di cuenta que los viajantes venían de Reus, los tratantes
de Morella, los naranjeros de Xerta, los que vendían cántaros y
botijos de Pinell de Brau, “l´home de la llum” de Maella, los
afiladores de Galicia y los Reyes Magos de la “Caseta dels
moros” porque eran de Favara. De Zaragoza venía un predicador
para las fiestas y unos comediantes que se hospedaban con derecho a
cocina. Y de Caspe un fotógrafo, también para las fiestas, y el
cobrador de contribuciones el día menos pensado. Pero las
relaciones comerciales se mantenían especialmente en catalán y con
los catalanes. Y eso es lo que pasaba y pasa todavía hoy en todos
los pueblos de la Franja. También pasaba lo que hoy pasa: que los
aragoneses nos entendemos aquí con todos los forasteros y cambiamos
de lengua cuando es preciso.
La Franja,
llámese como se llame, no es una frontera. Es más bien un puente y
una puerta abierta en el campo. Separar las dos orillas, levantar
el puente, es una atentado contra la Franja. Lo mismo que cerrar la
puerta, que solo sirve para celebrar el paso de la historia: como un
arco de triunfo, que se destruye cuando se cierra. La Franja no solo
media entre Cataluña y Aragón: es la costura de España, No es un
remedo, ni un remiendo, sino una mediación y una oportunidad que
deberíamos aprovechar para construir aquí -¿dónde si no?- un
ámbito de convivencia cada vez más amplio. Aragón es para los
aragoneses un destino y no solo un lugar, es la circunstancia donde
existimos y , solo desde aquí, estamos en España, en Europa y en
el mundo. Si eso es Aragón para los aragoneses, con mayor razón
ha de ser la Franja -las dos franjas- ya sea del Ponent o del
Salient según se mire, la ocasión que podemos perder o ganar
todos nosotros.
Por
supuesto los de la Franja nos entendemos con cualquiera que haya
nacido por ejemplo en Bonansa, en Alcampell, en Zaragoza y hasta en
Ripoll siempre que hable “clar i català” y con ánimo de
llegar a un entendimiento. Josep Antoni Durán i Lleida ha dicho que
"es malo para España no tener a Catalunya y es malo para
Catalunya no tener a España". Lo entiendo y lo celebro. ¿Por
qué no tomamos la palabra los vecinos de ambos lados de la Franja
para denunciar el despropósito de hacer un remiendo donde podría
hacerse un bordado? España no es una a piel de toro ni una túnica
inconsútil, se parece más bien a un “password”. Existe
salvando las diferencias, se destruye si las perdemos. Hay una
identidad contra los otros, que es perversa. Y otra frente a los
otros, que es necesaria y enriquecedora. Porque la vida es
convivencia, conversación, participación,comunicación y buen
rollo: humanidad que nos hace humanos, y no egoísmo que nos hace
extraños. Y unos bárbaros, si no nos hablamos.
José
Bada
Del
Consejo Superior de las Lenguas de Aragón
Publicado en "El Periódico de Aragón" el 29.11.2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario